En nuestro país, desde la apertura democrática fueron varios los regímenes con connotaciones autoritarias y eternizadas en el poder que se creían invencibles, que terminaron cayendo por casi las mismas causas.
Así, el abuso cometido por los hijos y amigos del poder en la provincia de Catamarca terminó con los Saadi porque se llevaron la vida de la adolescente Soledad Morales y se estaban adueñando de todo cuanto se generaba en la provincia.
En Santiago del Estero, el abuso de poder, la corrupción y el nepotismo logró implosionar y terminó con décadas de desgobierno de los Juárez, dueño de los negocios, de las empresas y beneficiarios de enormes dividendos obtenidos por izquierda por los hombres del poder y sus amigos.
Podríamos decir que lo ocurrido en Jujuy con Fellner con los actos mafiosos y corruptos que la dejaron cometer a Milagro Sala y sus acólitos también produjo su caída y un recambio en la conducción gubernamental con la ayuda de un sector del peronismo republicano.
Hay otros ejemplos como el de Misiones en su momento cuando quisieron reformar la constitución provincial para eternizar a Rovira en el Poder y el pueblo en las urnas, gracias a Joaquin Piña, valiente sacerdote, se logró frenar.
En nuestra provincia, impera un sistema autoritario desde hace casi tres décadas que se hizo fuerte e invencible por la ley de lemas, la reelección indefinida, la inclusión de paraguayos en el padrón electoral, una justicia provincial inexistente, por contratos basura en la administración pública, por cambios de domicilios falsos para ganar todos los municipios, una abultada coparticipación, una legislatura donde mayoritariamente se le dice que si a todo y el mantenimiento de una empresa para crear esperanza a algunos formoseños que es el empleo público que directa o indirectamente logra una clientela de casi el 70% de los ciudadanos.
Hoy claramente ese sistema clientelar está debilitado, básicamente porque el Gobierno de Gildo Insfrán cometió el tremendo error de ir contra las libertades de los formoseños creyéndose dueño de la vida de cada uno de nosotros. Pasó un año del inicio de la pandemia y cada conquista para recuperar derechos lo tuvo que otorgar la justicia federal. Y menos mal que fue así de otra manera el caos sería tremendo.
Creo que la mayor parte de las decisiones políticas tomadas en nombre de la pandemia deben ser revisadas y su entorno gubernamental también. Hace falta que el gobierno su nutra de sangre nueva que discuta las decisiones oficiales porque el «si Gildo» a todo ya no le sirve, como tampoco a los formoseños.
Veamos el historial de derrotas: Los varados: llegaron a ser miles los que esperaban ingresar a Formosa y tuvo que venir un fallo de la Corte Suprema de Justicia para permitirlo. Nos decían que si eso pasaba se inundaría de casos de COVID -19 la provincia. Los hechos demostraron que los números de contagios no variaron. Jamás debieron ir por este camino. Murieron, se enfermaron muchos y otros sufrieron actos degradantes por estas decisiones. Todo fue derivando en presentaciones judiciales federales patrocinados por abogados de la oposición y en su mayor parte constituyeron derrotas para el gobierno provincial.
Cuarentena compulsiva, aún para los sanos, asintomáticos, o por el mero hecho de entrar a Formosa claramente es un exceso, violatorio de la constitución nacional y lo peor es que aún hoy lo aplican pese a un fallo federal que dispone en qué casos puntuales se pueden adoptas esa clase de medidas y el dictado de un decreto presidencial (168/21), lo que es menor ya que es de su mismo partido político. Fueron miles también las victimas de estas medidas.
También perdió en la calle. Nunca en la historia de Formosa se realizaron nueve marchas sucesivas de distintos sectores. Desde transportistas, gastronómicos, deportistas, artistas, autónomos en general, los profesionales etc. Todos pidiendo una única cosa que es trabajar para ganarse su sustento y pagar impuestos a los que el estado en todo el año nunca condonó ni exceptuó pese a no dejarle trabajar con regularidad.
Digo que perdió la calle porque estas protestas con esta intensidad, convicción y actores nunca ocurrieron en Formosa y por primera vez hay un hartazgo social que nutre estas protestas. Lejos de cambiar el rumbo el gobierno hasta se da el lujo de no cumplir con los fallos federales que obviamente no es gratuito y va a traer consecuencias nacionales e internacionales. El mundo mira a Formosa.
Entre estos fallos, está el que resuelve el atropello a la libertad -sin precedentes en ningún lugar del mundo- como es el bloqueo a Clorinda que ya va por medio año y el otro fallo que normaliza el tránsito federal que solo en Formosa estaba vedada con la imposición de un ingreso gradual con la realización cuarentena obligatoria que ya no será así a partir de las medidas judiciales logradas por abogados de la UCR.
También se debe repudiar los actos difamatorios y descalificatorios hacia la oposición que lo único que está haciendo es acompañar el reclamo social, claramente legítimo y como lo hicieron siempre los partidos políticos populares como el propio peronismo. Para eso justamente son las organizaciones políticas. Acompañar las justas reivindicaciones.
Concluyendo, digo que Formosa ya no es la misma y que si el gobierno endurece aún más sus antojadizas medidas violatorias de los derechos humanos va a caer y de la peor manera. Tiene la fuerza para movilizar a miles o pagar carteles caros, pero ya no tiene la legitimidad del pueblo que como nunca lo sufrió y lo sufre desde hace un año y ya no está dispuesta a seguir tolerándolo.
Juan Carlos Amarilla- Diputado Provincial
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