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Escribe: Licenciado en Comunicación Social Julio Gómez – Consultor político formado en comunicación social y marketing
“¿Por qué, si hay gente que ni llega a fin de mes o, incluso, ha perdido su trabajo en este último año, aún apoya a este Gobierno?”. “Parece que Cambiemos volverá a ganar porque hay gente dispuesta a votarlo a pesar de todo”. “No entiendo como en mi familia quieren volver a votar a Macri”.
“No entiendo”. Un pedido de explicación, un desahogo o acaso un lamento que es cada vez más frecuente en las conversaciones públicas y hasta en los grupos de WhatsApp, sobre todo en los que se aglutina la militancia más activa y los que “Resisten con Aguante”.
Hasta hace poco esta incógnita encontraba explicaciones sencillas. Existían manuales de práctica política y de buenos modales que enseñaban a relacionarse y a entender al elector. Eran tiempos en los cuales se concebía al mundo según lógicas binarias y se seguían patrones o reglamentos generales para toda acción política.
“Los peronistas votan así, los radicales asá…Los jóvenes quieren tal cosa…Para ganar hay que volver a militar en los barrios…Un gobierno triunfa si la va bien con su plan económico”. Eran consignas que hasta hace muy poco reforzaban el concepto de voto retrospectivo.
El voto retrospectivo se basa en una lógica simplista: existe un supuesto balance que se hace por parte de los ciudadanos, que deciden su apoyo público y hasta su voto en el cuarto oscuro, orientados por las acciones que lleva adelante tal o cual Gobierno o candidato.
Hoy esta explicación electoral está en crisis. Ya no alcanza el análisis del pasado para explicar las decisiones actuales, así como el desempeño ya no es la determinante en la toma de decisiones de los votantes. Esto nos obliga a proponer nuevas reflexiones acerca de los cambios en las preferencias electorales.
¿ENTENDER? EL VOTO CAMBIEMOS
¿De dónde, debido a qué o basado en cuál expectativas se sustenta la base de apoyo electoral del actual gobierno? Tiene que ver la satisfacción de demandas sustanciales e intangibles, y no así con las condiciones materiales de una economía que no arranca.
El sociólogo Ignacio Ramírez, especialista de Flacso y reconocido consultor político, explicó en una entrevista en C5N que la construcción del discurso de Cambiemos fue atravesando una serie de reorientaciones a lo largo de estos últimos años al frente del poder a nivel nacional.
Los ejes fueron mutando desde el primer año, en el que se hablaba monopólicamente de la pesada herencia, una estrategia que desplazaba la responsabilidad de los eventos actuales (2016) hacia un pasado reciente (2003-2015) que debido a sus prácticas oscuras condicionó toda acción de gobierno.
Mientras que en el segundo año la comunicación se centró en las expectativas: la lluvia de inversiones, los brotes verdes, el segundo semestre, fueron dosis de construcción de expectativas que desplazaron al futuro la ansiedad generada por la ausencia de los valores del cambio prometido en la instancia electoral.
Para finalmente en el último año cambiar el centro de gravedad: la pesada herencia quedó lejos y, debido al abuso de este recurso, ya no se pueden generar expectativas positivas en el sentimiento de los ciudadanos, que demandan el inmediato cumplimiento del contrato electoral del cambio.
Entonces, la agenda dejó de privilegiar la situación económica y puso la lupa sobre el orden: si no hay progreso, si no hay mejora en la economía, que haya orden. Esto nos hace pensar que el gobierno tiene amplias dificultades para controlar el entorno económico, pero no así el ambiente ideológico que envuelve a la sociedad.
Cambiemos dejó de lado hace rato la agenda de los valores republicanos y se encuentra concentrando todos sus esfuerzos en pos de satisfacer las demandas ideológicas: achicar el gasto, reprimir las protestas sociales, luchar contra la corrupción y el narcotráfico, e ir contra el régimen de Venezuela.
Existen sobradas muestras de que Cambiemos no satisface las expectativas materiales de los argentinos, pero sí las pulsiones ideológicas en una polarización asimétrica: la creciente derechización de las demandas, que tiene su espejo en las sociedades de distintas partes del mundo.
¿Por esto, entonces, votan a Macri las personas? Diferentes encuestas describen esta actualidad: a pesar de la crisis y del golpe de las medidas de gobierno sobre la economía familiar, existe un apoyo que se mantiene firme por parte de una gran mayoría de argentinos que parecen estar dispuestos a “poner el hombro” y hasta perder privilegios, pero con la esperanza puesta en una idea de cambio.