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«Paliza o castigo o muerte que la muchedumbre airada causa a un sospechoso que no ha sido aún juzgado» así se define el linchamiento.
En Formosa, tristemento podemos decir que ya tenemos un antecedente que tuvo final fatal.
Ocurrió en diciembre en el barrio 20 de Julio cuando un agente del Servicio Penitenciario mató a un vecino del barrio -con antecedentes policiales y judiciales- luego de una discusión por el robo de una moto.
DEL DICHO AL HECHO
La efervescencia de la violencia verbal que vemos, escuchamos o leemos en radios, diarios y televisión local y nacional fue tomando cuerpo y culmina en violencia física.
Acusar, denunciar, enfrentar y desafiar a un adversario convertido en enemigo es una costumbre naturalizada también en las redes sociales.
Así se prepara «el terreno» para que luego la sociedad salga dispara para hacer «justicia por mano propia».
En Formosa, los medios oficiales y ligados al gobierno «se prenden» en linchamientos mediáticos contra opositores que no comulgan con el modelo que pregonan. Casos hay por doquier.
Pero cuando reciben «una respuesta» se muestran democráticos y respetuosos de la voluntad popular y a favor de la libertad de prensa, bla, bla, bla…
Las reacciones de la sociedad tienen un sustenso básico: «los chorros entran por una pierta y salen por la otra en horas».
Las víctmas de robos o asaltos dicen que pierden más tiempo denunciando o haciendo trámites mientras el delincuente tramita la excarcelación. Generalmente el trámite que permite la libertad del acusado suele ser más rápido.
El secretario de Seguridad de la Nación Sergio Berni aseguró «la Justicia no da la solución que la sociedad necesita»; y que los magistrados tienen que «rever su accionar» para que los delincuentes «queden presos» cuando sean detenidos.
El hartazgo social está en el límite más peligroso.
De la mano del consumo de marihuana y otras drogas, los robos son «de barrio». Ahora «nos estamos robando entre pobres» dijo una mujer del barrio 20 de Julio, quizás el más castigado por el delito.
En este contexto se suman otros padecimientos en la sociedad formoseña: el miedo.
Desde el temor a denunciar un caso porque los «patoteros» viven a la vuelta de la esquina hasta las dudas de «salir al aire en la radio, porque me van a conocer la voz». Sí, a ese extremo hemos llegado.
«Si es necesario matar para defender a mi familia lo voy a hacer, no me va a temblar el pulso» dijo Miriam en el programa Realidades (VLU Radio-88.5 sábados y domingos de 10 a 13 hs).
El ciclo radial recorrió este fin de semana los barrios de la ciudad e hizo un testeo telefónico para saber cuáles eran los problemas que más preocupan a los vecinos de la ciudad de Formosa.
Más allá de la agenda que llevamos los medios y el gobierno; Dioxitek aparece muy abajo. Es más, ni siquiera los precios de las mercaderías encabezan los reclamos.
En el 93 por ciento de los casos consultados, comenzaban quejándose por temas menores (baches, calles en mal estado, iluminación) y terminaban en la inseguridad y drogadicción en menores.
El soberano la tiene clara. Sabe que tiene parte de la responsabilidad, pero espera de manera urgente una reacción en serio del gobierno y la Justicia.
A contrapelo de lo que ocurre en otras provincias, los fiscales son extraños desconocidos en la sociedad. Sólo una trascendió, pero por un hecho personal y noctámbulo. O acaso usted conoce quienes deben llevar la dirección de la investigación criminal y el ejercicio de acción penal pública?.
Si la justicia, que debiera surgir de los Tribunales, parte de una sociedad cansada; habrá que prepararse para que toda la pirámide de poder se modifique.
Es tiempo de actuar, vamos perdiendo la batalla.
«Con los dirigentes a la cabeza o con la cabeza de los dirigentes» dijo el General y continúa con vigencia en tiempos 2.0.
Si alguien considera que estamos haciendo sensacionalismo, que se disfrace de vecino común y vaya a hablar con el pueblo. «La única verdad, es la realidad».
Buen fin de semana.