Pichetto y Gildo almorzaron surubí y abrieron un nuevo canal

El diario Clarín, en su edición de hoy ofrece detalles del almuerzo entre el candidato a vicepresidente de Macri para octubre y el gobernador de Formosa. Pichetto y Gildo comieron surubí, hablaron de política, de seguridad fronteriza y por supuesto de lo que puede ocurrir en la Argentina el 10 de diciembre. EL NUEVO CANAL DE DIÁLOGO QUEDÓ EXPUESTO A DÍAS DE LAS PASO, AUNQUE AMBAS FIGURAS POLÍTICAS SON VIEJAS CONOCIDAS DESDE LA ÉPOCA DEL MENEMISMO, EL DUHALDISMO Y EL KIRCHNERISMO…….

El artículo que firma Ignacio Zuleta en Clarín, otro conocido de Gildo.

Además del anfitrión y el invitado rodearon la mesa tres ministros: Antonio Ferreira, Jorge Ibáñez y Jorge González. Aunque no hubo fotos, que hubiera invadido los medios nacionales, la agencia oficial de noticias del gobierno (Agenfor) se dedicaba a «inventar» la historia una supuesta charla del senador con dirigentes radicales luego desmentida por la oficina de prensa del parlamentario y el artículo «levantado» del sitio web de la subsecretaría de Comunicación Social.

ARCHIVO. El llamado de Pichetto a Gildo existió. Lo confirmó el propio candidato a vicepresidente de Macri.

NoticiasFormosa ya se había preguntado días antes del arribo del senador nacional cuál sería el comportamiento del gildismo (ver); ya se sabía que no habría desplantes. TODO LO QUE HIZO Y DIJO EL COMPAÑERO DE FÓRMULA DE MAURICIO MACRI EN FORMOSA DESCOLOCÓ, TANTO A RADICALES, PERONISTAS ALIADOS, DIRIGENTES DEL GILDISMO Y PERIODISTAS OFICIALISTAS Y OPOSITORES.

Finalizada la conferencia de prensa en el Salón La Cascada, propiedad del ex concejal peronista Waldino Alfonso (que también albergó en el 2015 a Macri en campaña), este medio le consultó al senador si era cierto que luego de conocida su candidatura a vicepresidente había llamado a Gildo, como lo había publicado Infobae. Pichetto confirmó el dato y, sin que le pregunten, adelantó que lo iba a visitar. Era una primicia que la quería dar y nadie le preguntó en la rueda de prensa.

DICE CLARÍN

El artículo, titulado «El nuevo país o el surubí de la concordia», señala que Miguel Pichetto se reunió en Formosa con el gobernador Gildo Insfrán. Las dos fórmulas principales tienen chances de alcanzar el 45% en octubre y determinar que la elección se defina apenas por unas décimas.

 

Más adelante explica que «El enfrentamiento entre el Gobierno y el peronismo formal -PJ, Instituto Patria- produce retablos que parecían inimaginables en la Argentina empatada. El surubí que se comieron el jueves al mediodía en Formosa Gildo Insfrán y Miguel Pichetto en la residencia del gobernador quedó escondido en el follaje de la campaña, pero significa una superación de enconos entre oficialismo y oposición.

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En un país en el cual Cristina se negó a estar en la asunción de Macri, en donde los candidatos no se dirigen la palabra, salvo para descalificarse en público, ese encuentro parece de otra dimensión. Pichetto es el candidato a vicepresidente del Macri desairado; Gildo preside el congreso del PJ de la Cristina que desaira.

Que hayan encontrado la oportunidad de pasar un par de horas juntos merece la valoración como señal de superación de esos ánimos airados que perforan la convivencia en la Argentina, el país que ha endiosado la intransigencia.

En el momento más peleado de una campaña, con candidatos que no saben cuál será su destino, la aparición de esta viñeta rara e inesperada señala también hacia dónde se abren los caminos después de las elecciones de octubre, cualquiera que sea el resultado. Gane quien gane, ninguno podrá dar un paso sin acercar posiciones con el adversario. Si gana Macri, Pichetto será el político más poderoso de la Argentina, y será el unificador del peronismo enviando al archivo a lo que quede del cristinismo.

En Google podrá encontrar más fotos Pichetto-Gildo que Alberto Fernández-Gildo. El jueves, evitaron sumar otra.

Si ganan los Fernández, culminará la migración hacia el Instituto Patria de ese intento del peronismo no cristinista de construir una alternativa republicana, que se diferenciase del bastión de la provincia de Buenos Aires, siempre alambrada para que nadie entre pero también para que nadie salga.

Será el final de una serie de desgracias encadenadas que ha sido el enfrentamiento del peronismo del interior con la metrópolis, y que cifró el fracaso de candidaturas como las de Cafiero, Duhalde o Scioli.

Dentro del peronismo las inquinas siguen vivas

El encuentro Pichetto-Gildo no fue casual, porque el candidato a vice pasó con su “compañero” tanto tiempo como el que pasó con socios locales. Tampoco lo hicieron en un pasillo y a solas, porque a Insfrán lo acompañaron tres ministros y a Pichetto su jefe de campaña, Jorge Franco, y su asesor Guillermo Michel, que le maneja los números porque es economista. Casi una visita de Estado con reconocimiento mutuo de precedencias protocolares y respeto del poder del otro.

Dar surubí, además, marca un nivel de buen trato (igual, si querías lomo, había lomo). Se cuidaron de no decir lo que no debían ante tantos testigos, y por eso discurrieron sobre temas de gestión, como el ajuste del gasto.
Gildo dice haber heredado de Vicente Joga una planta duplicada de empleados públicos que debió adelgazar –ha tenido tiempo, porque gobierna desde 1995-. También hablaron de fronteras. Este es un tema predilecto de Pichetto, que escuchó las demandas del anfitrión a la Nación, de una mejor vigilancia de la inmensa frontera que tiene con el Paraguay.

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Cuando más, hubo alguna señal del visitante con la promesa de atender la ausencia de gendarmes en esa línea perforada por la inseguridad y el contrabando. Suele producir algo poco común en Pichetto, la sonrisa. Lo demás fue una procesión por dentro.

En el peronismo es archisabida la distancia que hubo siempre entre Gildo y Alberto Fernández. Militaron en tribus diferentes del peronismo kirchnerista y cristinista. Claro que hoy su relación es estrecha por el apoyo a la fórmula de F&F, pero hacia adentro hay otra historia por escribir. Se consuela con que Cristina lo va a vigilar, en caso de ganar, a Alberto.

Claves estratégicas del cambio de eje

El encuentro formoseño es el primer resultado efectivo del cambio de eje estratégico de las dos fuerzas. Cambiemos ganó en 2015 porque el Partido del Ballotage interpretó que la contradicción fundamental de la Argentina era entre peronismo y no peronismo. Con eso ganó por poco más de 2% en segunda vuelta.

La incorporación de Pichetto corrió el eje de la contradicción y la identificó, digámoslo brutalmente, entre civilización y barbarie. Una coalición de tres -Pro, los radicalismos y el peronismo republicano– enfrentada con el peronismo de la provincia de Buenos Aires, que se quedó otra vez con la representación del peronismo nacional.

Fue consecuencia de la defección de la liga de gobernadores liderada desde 2015 por Juan Schiaretti. Ninguno quiso ser candidato a presidente.

El cristinismo leyó esa traslación del eje de la contradicción y se adelantó con los cambios de fórmula. El peronismo tradicional que se identificaba con Magario-Espinoza y la propia Cristina, cedió las cabezas de lista a dos profesores de la UBA -Alberto y Kicillof- que podían entenderse mejor con esa ampliación que terminó haciendo el gobierno con Pichetto. También tenemos civilización, fue el mensaje.

Esta elección del Patria leyó la elección del 2015 como el triunfo de las fórmulas porteñas de Macri-Vidal, que replica en 2019 con Alberto-Axel.

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