LA NACION le preguntó a Balboa por qué el Gobierno seguirá adelante con la iniciativa pese a su inconveniencia económica. El presidente de Enarsa respondió que, a su llegada, una parte del proyecto estaba hecha, había caños comprados y contratos en curso. Romperlos hubiese significado un costo adicional para el Estado, al igual que demorar más la obra.
A falta del gas de Bolivia, la administración de Mauricio Macri cree que le puede dar utilidad al GNEA con la futura producción de gas local, aunque no antes de dos o tres años. Pese a que hoy escasea, Aranguren y su equipo estiman que la oferta local mejorará por el plan de incentivos a la producción en Vaca Muerta. Ésa puede convertirse en una nueva ironía en torno del GNEA, que surgió años atrás en las oficinas de Techint, que preveía exportar al país su producción del otro lado del Pilcomayo. Hoy, su petrolera Tecpetrol es la punta de lanza de una nueva oleada inversora en el sector local de hidrocarburos. A fines de marzo, su presidente, Paolo Rocca, le anunció a Macri una inversión de US$ 2300 millones en Neuquén para producir casi el 10% del gas que se extrae en el país. Se trata de otra coincidencia. En el mismo escenario -Casa Rosada-, el propio Rocca había anunciado el 24 de septiembre de 2003 junto a Kirchner y sus principales ministros, Julio De Vido y Roberto Lavagna, el proyecto para construir el GNEA.
Contratos polémicos
El final de la obra también estará signado por una dificultad frecuente que enfrentó el kirchnerismo. Días atrás, la nueva gestión de Enarsa rescindió un contrato con Vertúa, una de las firmas que ya estaban en el proyecto y debía hacer el primer tramo del gasoducto, en Salta.
Según Enarsa, la empresa sólo construyó el 53,92% del denominado EPC 1 (100 kilómetros), un tramo de 203 kilómetros, cuando otras constructoras tienen avances muy superiores. Ahora, la empresa estatal de energía relicitará el tramo, que según sus cálculos estará terminado a fin de año, cuando concluiría la mayor obra que puso en marcha el kirchnerismo (las centrales patagónicas tuvieron un avance muy marginal en el gobierno anterior).
Según el primer cronograma, la obra debía estar lista en 2006. El último calendario del kirchnerismo, en cambio, había extendido su culminación exactamente hasta 10 años después, en 2016. Más que una obra, el GNEA fue una de las grandes apuestas políticas de Kirchner.
La primera referencia pública al proyecto surgió el 6 de noviembre de 2003, en el II Encuentro Federal de Industriales, en Rosario. Estaban Lavagna, De Vido y un grupo importante de empresarios industriales.
24/11/2003
Un largo camino de más de una década
El 24 de noviembre de 2003, seis meses después de su asunción, el ex presidente Néstor Kirchner convocó a la crema del empresariado argentino para anunciar el mayor proyecto de infraestructura en 20 años. Se trataba del Gasoducto del Nordeste Argentino (GNEA), que llevaría gas a seis provincias. Estuvieron Luis Pagani (Arcor y presidente de AEA), Alejandro Bulgheroni (Pan American Energy), Santiago Soldati (Sociedad Comercial del Plata), Amadeo Vázquez (Telecom) y Oscar Vignart (Dow Chemical). Pero la estrella fue Paolo Rocca (Techint), que llevó el proyecto y luego quedó excluido. Se terminará este año.
Gas asegurado para el invierno
El ministro de Energía, Juan José Aranguren, dijo ayer que «no hay inconvenientes para este invierno» en la provisión de fuentes de energía que permitan atender los picos estacionales de demanda, para lo cual se están cubriendo las estimaciones con las importaciones de gas desde Bolivia, Chile y a través de las regasificadoras de gas licuado. Fue en el acto del Día de la Industria Minera. «Con las inversiones que se hicieron en generación eléctrica y con los compromisos para la contratación de gas tanto de Bolivia, de Chile, se están cubriendo las estimaciones», sostuvo.
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