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20 años atrás, allá por septiembre de 1995, le decían “el paraguayito” y “hacía pasillo” esperando para hablar con «el jefe de aquellos tiempos». Por designios políticos, su mandato tenía fin el 10 de diciembre de 1999. En silencio, y bancándose que en las mesas chicas lo ignoren, fue construyendo espacio con sus amigos cercanos. Ya con la “birome oficial” y sentado en el despacho principal del quinto piso de la Casa de Gobierno, disputó la condición de jefe al “león blanco llegado desde Chaco”.
Lo desplazó utilizando el voto popular en algunos casos, y la modalidad “Paraguay eté” en otros. Amigo incondicional de sus amigos, enemigo “hasta las últimas consecuencias” de sus enemigos, olvidadizo del pasado si los “ex adversarios” le rinden pleitesía con frases como: “nos convenció el modelo”, “en el fondo todos somos formoseños”, o “nos convenció con las realizaciones”.
Así caminó Gildo Insfrán, ya casi 20 años de gobierno; superando etapas difíciles: un gobierno nacional no peronista (De La Rúa); una gestión municipal no alineada (Hernández); los Bocanfor. Con un dato relevante: nunca perdió una elección; siempre tuvo respaldo popular. Asumió como gobernador cuando tenía 44 años. Formosa, hace 20 años, viene «votando al jefe».
Hoy, “el jefe” como le dicen sus seguidores es un líder previsible: la sociedad, los gildistas y los opositores ya presumen con certeza sus movimientos. Saben que “no le gustan los cambios”; por eso mantiene a su ministro de confianza “todo terreno” desde hace dos décadas; confía en la disciplina y verticalidad de Floro Bogado; cuando le piden la renuncia de un ministro “lo mantiene en su cargo”, genera “cambios de nombres, pero no de políticas” en algunos sectores de su gobierno; obsesivo con las expresiones de los medios y la opinión pública.
Gildo «allá por septiembre de 1995, le decían “el paraguayito” y “hacía pasillo” esperando para hablar con «el jefe de aquellos tiempos».
Si un diario “es amigo”, preferentemente la foto debe ser en colores y no se comparte página con un opositor. A la opinión pública y rating de medios los conoce por informes de encuestas permanentes que también miden el humor social.
En los cargos legislativos prefiere que vayan “los que comienzan a crecer imprevistamente”; allí, el “frezer” los mantiene vivos, pero con menos protagonismo. “Papacito” Cabrera es “planta permanente” de la Legislatura aunque sus intenciones son más altas. Gildo pone techo, siempre. Por eso es “el jefe”.
Por eso nos preguntamos, vivimos en una provincia peronista o gildista?.Abanderado de las reelecciones, la mayoría de los diputados también la tienen, igual que todos los intendentes de la provincia y los concejales. Igual, “a todos le cuenta las costillas”.
LOS TIEMPOS SIN CRISTINA CANDIDATA
Ahora, en estas elecciones, desde Nación “le contarán las costillas” a los gobernadores. Por eso Insfrán no quiere perder otra banca en la Cámara Baja. Buryaile le quitó una en el 2009 y la ratificó dos años atrás. Los radicales se entusiasman con sondeos de opinión que dicen que Martín Hernández ganará una de las tres bancas que renueva el PJ. Para “el jefe” del PJ formoseño sería una derrota.
Por eso apostó a la lucha interna entre Jorge Jofré y Nando De Vido en la ciudad de Formosa, donde se concentra más del 40% de los votos del distrito.
El ministro tiene 23 sublemas y el intendente 31 que lo respaldan. Aquí, el peronismo renueva 5 bancas en el Concejo Deliberante, para mantenerlas deberá repetir la elección del 2011. El 25 de octubre tiene otro escenario político. Esta “lucha capital” trajo a la ciudadanía una pregunta que desde 1999 no se hacía: “quién gana la intendencia?”. Era un interrogante que estaba sepultado en el recuerdo, hoy recobra vigencia. Enhorabuena.
La oposición tomó nota de las “costumbres” de Gildo porque conoce “casi de memoria” sus reacciones y “movimientos”. Por ello dejó de atacar la Ley de Lemas y ahora “aprovecha” sus formas, defectos y beneficios.
A nivel nacional, juntó a Massa y Macri bajo el mismo paraguas electoral “sumando” para un tal Martín Hernández. El jefe de gobierno porteño y el ex intendente de Tigre son “taquilleros” de los votos comparados a las pobres comportamientos electorales de Ricardo Alfonsín (h) que obtuvo 11% en el 2011, o Lavagna, o Binner o Lilita Carrió; que además “iban por separado”. Aquí, agende un dato: puede haber cuestionamiento judicial por parte del oficialismo, de acuerdo al resultado electoral.
Los opositores, reunidos alrededor de la mesa del Frente Amplio Formoseño, quieren “sumarse”.
A tal punto que lograron que un grupo de aborígenes del oeste formoseño presenten un sublema con candidatos a concejales, intendentes y diputados provinciales “conformado íntegramente” por nativos del oeste provincial que llevan la fórmula Naidenoff-Massa.
Entre ellos “hay varios peronistas desencantados” que ahora van a fiscalizar sus votos en las comunidades. El FAF quiere también dar el zarpazo en Diputados, donde el gildismo tiene que lograr 12 bancas para mantener “los mismo números” en la Cámara.
El pueblo tiene la última palabra. No se apuren, falta poco para develar las incógnita.