Fuente: diario Expres (ver).– El hombre nacido en Laguna Blanca, que pasó por las escuelas de su pueblo y Clorinda; y la universidad pública correntina cumplirá 64 años el 19 de enero del año entrante. Desde 1983 que está en la función pública, fue electo diputado provincial ese año y reelecto dos años después ya que por sorteo debió ejercer un par de años en el inicio del regreso de la democracia en Formosa.
En el año 1987 renunció a la banca para sumarse a la fórmula con Joga como vicegobernador; en su lugar asumió José Mayans.
Junto al chaqueño fueron reelectos en época del menemismo. Corría el año 1991.
Otra vez se expuso a las urnas en el año 1994, sin dejar la condición de vicegobernador, cuando fue convencional nacional constituyente celebrada en Santa Fe. Allí conoció a Néstor y Cristina Kirchner.
Fue el “primer paso” a su candidatura al año siguiente cuando el Congreso partidario del PJ –que repetía las decisiones de Vicente Joga– aprobó la fórmula Insfrán-Bogado.
Desde allí está sentado en el cómodo despacho del quinto piso de Casa de Gobierno, con vista privilegiada al Paseo Costanero, remodelada a su gusto para mostrar a sus visitantes.
En 375 días cumplirá 20 años como primer mandatario provincial. En el medio sucedieron muchos hechos políticos por contar del “hombre de los techos azules”: logró desterrar –a fuerza de votos- del poder a Joga, pudo hacer modificar la Constitución provincial que desde el 2003 permite la reelección indefinida, superó la efímera presidencia de De La Rúa con un radical como intendente en la ciudad, mantuvo y superó su caudal electoral, a partir de su amistad con el matrimonio Kirchner gestionó cientos de obras públicas que “cambiaron la cara” a la provincia, pudo convertir a muchos radicales.
También es cierto que una generación de jóvenes solo conocen un solo gobernador, que muchos funcionarios de su gabinete amparados en su liderazgo cometen acciones poco claras y detestables, que la tranquilidad del poder inalterable y casi perpetuo crea malos hábitos que rozan la soberbia.
Pero en la balanza queda un dato relevante: todos los cargos que ocupó son producto de la voluntad popular, ganó todas las elecciones en las que se presentó. Su mancha, en una elección desdoblada de 1999, fue la derrota en la intendencia capitalina a manos de Gabriel Hernández que derrotó al gildismo cuando al Alianza mostraba esperanzas.
En definitiva. Hizo y hace todo lo que quiso y quiere. Designó, echó y mantuvo a los funcionarios políticos que prefirió. Tiene “su monje negro” y, para muchos es solo autor de todo lo bueno que pasa en Formosa. Mantiene su permanente lucha con los medios –nacionales y algunos locales- para que se subordinen a su agenda, si le parece puede pasar meses sin hablar, hace desfilar a sus seguidores para saludarlo. No ofrece conferencias de prensa desde el lunes 28 de agosto del año 2000 cuando llamó a la prensa para despotricar contra el secretario de Agricultura y Ganadería, Antonio Berhongaray, que pretendía «alambrar 300 kilómetros de la frontera con Paraguay» por los efectos de la aftosa.
Y AHORA?
Qué le queda a Gildo Insfrán?. Si va por un nuevo mandato y gana la elección como gobernador finalizará su sexto con casi 68 años.
Pero cruzar el Bermejo, aquella idea personal de Joga, es un sueño que Insfrán lo tiene en mente.
La posibilidad es cierta, y las opciones son ser compañero de fórmula de un presidenciable o integrar el gabinete nacional de un futuro gobierno peronista (antes sería candidato a gobernador y pediría licencia).
Aunque este camino lo seduce, sabe que “del Bermejo para acá” deberá ordenar la tropa sin que nadie se desbande ni se generen internas que diluyan su poder si “presta” el despacho principal de la casa vidriada de Belgrano al 800.
Un desafío interno de Insfrán se discute y analiza con diferentes posturas en reuniones casi secretas de la mesa chica gildista donde algunos tienen prohibido el uso de la palabra sucesión.
El tiempo dirá. En estas jornadas de ajedrez electoral, todo es posible.
Buen fin de semana.