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No se acallan en el Corral los ecos del mal ejemplo que dio hace dos meses una fiscal provincial que, además de andar en un auto particular sin seguro, se negó a que le realizaran un alcotest en la vía pública.
«No me acuerdo si hemos felicitado o no a la Policía por su actuación en ese operativo… Si no lo hemos hecho, vaya hoy nuestro reconocimiento. ¡Más vale tarde que nunca!», rugió el gallo Negro, duro a la hora de repartir palos, pero todo un caballero al momento de destacar las buenas acciones.
Pero como es un enfermo inconformista, no pudo contenerse y reclamó: «Ahora el pueblo quiere saber qué pasó en el Tribunal de Faltas municipal con las multas labradas oportunamente. ¿Tanto tiempo lleva ´estudiar` este caso?», apuró el trámite.
Hablando de la buena letra que están obligados a mantener los dignatarios del Poder Judicial -y sin olvidar que la magistrada en cuestión fue sancionada por la Procuración General, que no dejó lugar a dudas sobre el papelón que protagonizó y cómo éste afectó la imagen de la justicia-, el Pelón Piquento trajo a colación una iniciativa del Ministerio Público Fiscal porteño, que desde hace tres años realiza visitas a escuelas de la Ciudad de Buenos Aires para charlar con los alumnos sobre el rol de la Justicia y el de los fiscales en particular.
«¿Se puede replicar eso en Formosa?», saltó la Bata sin esperar detalles; «¿por qué no?, ¿qué diferencia hay entre nuestros chicos y los de la Capital Federal?»; «no lo digo por los chicos precisamente…»; «ah… ya sé a lo que se refiere… bueno, la idea es que vayan los mejores fiscales, los que puedan dar ejemplo en serio y sean coherentes en sus actos.
Fíjese qué interesante lo que dice un fiscal porteño: ´trabajamos en el derecho de acceso a la Justicia, para que los chicos entiendan que es fundamental, que es una palanca para acceder a los derechos humanos`. De eso se trata, y eso no solamente se puede replicar acá, sino que debería hacerse, para brindar una orientación e incentivar a los jóvenes a que reflexionen sobre sus derechos y el valor de la Justicia».
En Buenos Aires los fiscales eligieron trabajar en escuelas del turno noche, donde consideran que se exhiben mayores falencias en torno al conocimiento de los derechos. Y allí explican a los alumnos las situaciones que requieren acudir a la Justicia, empezando con temáticas que se viven también en Formosa, como el hurto de, por ejemplo, zapatillas.
También son recurrentes los relatos de hostigamiento, el contacto con grupos agresivos, el clásico «dame plata para la birra» y otras situaciones que los chicos experimentan a diario.
Después se pasa a temas más sensibles, como la violencia doméstica, las usurpaciones… Se les explican los procedimientos para pedir ayuda, tanto para ellos como para cualquier miembro del grupo familiar.
¿Andarán con tiempo nuestros fiscales?.
Fuente: Diario La Mañana – on line