Han pasado tres meses y 15 días del último caso positivo detectado y reportado en la capital provincial, que fue una chipera que había ingresado clandestinamente a la ciudad de Formosa desde Alberdi, Paraguay, para instalarse en una céntrica esquina para vender chipas. Eso ocurrió el 27 de agosto pasado.
Desde que comenzara la pandemia en nuestro país a mediados de marzo, la capital provincial está por cumplir 9 meses de relativa tranquilidad en el orden epidemiológico. No fueron muchos los sobresaltos y protocolos activados.
La ciudad más grande de la provincia y la más densamente poblada, está llegando a las fiestas de fin de año en relativa tranquilidad, quizás por el escaso paso de alberdeños hacia la ciudad de Formosa en forma clandestina, dado que la localidad paraguaya vecina con la capital provincial tiene una densidad poblacional baja. Todo lo contrario ocurre con Clorinda, que está al lado de una metrópolis capital de un país, con más de tres millones de habitantes, con frecuente e incesante paso clandestino de personas desde el Paraguay hacia la Argentina. Es por este motivo que esa ciudad continúa con bloqueo sanitario, entre otras razones.
El sistema sanitario formoseño que se preparó para que cada persona que ingrese legalmente se quede en aislamiento obligatorio y preventivo por 14 días, para que en el peor escenario que haya contraído la enfermedad, ésta aparezca en los exámenes de control y esa persona permanezca aislada hasta recuperarse, ha sido una medida acertada desde el punto de vista de los resultados alcanzados.
Si bien falta mucho por hacer, falta que muchas personas tomen conciencia de la necesidad del respeto a normas sanitarias, falta ver cómo impactará en la Argentina la anunciada “segunda ola” del coronavirus y cómo se manejarán los casos de reinfección, la no detección de casos en la capital provincial es una buena señal, sin dudas.
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