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En esa época en Rivadavia al 500, funcionó una casa de comidas con el nombre comercial MI KOMIDA de los mismos dueños. Un perro callejero al que llamaron Rayuela, diariamente paraba en ese negocio y jugaba a recoger los palos o los cascotes que le arrojaban, para luego devolverlos.
A raíz del cariño hacia el animal, se eligió el nombre de Cascote para la confitería que se inauguró. Rápidamente se puso de moda y en 1978, decidieron ampliar el local hacia la esquina.
Fueron muchos los comensales que se hicieron rápidamente habitués, llegando “tener” sus propias mesas reservadas: Negro Gutnisky, Di Biase, Micki Rave, El Negro (siempre engominado) de Paoli, Cote Vrsalovic, Sergio Benítez Femenía, Raffo, Marcial Mántaras, Carlos Honorio Cubillas, los urólogos Santucho y Jorge Diez, el bancario «Baby» Bofferon, el Turco Jure, Gato Alfieri, Bocha Aramburu, Chachin Martinez, el Gordo Acosta y Egildo Tassone que al partir de la rutina de este mundo, se colocó como homenaje una planchuela con su nombre grabado, en “su” mesa de siempre.
Ah y Cristobal sentado solo, en compañía de un cigarrillo!
Muchos fueron los que trabajaron allí y los recordamos: Vicente Fernández, el Gordo Arévalo, Epifanio, Antonio, Crisanto Rivarola, Rafael, Mario, Pato Vera, Ramírez, Carlitos, Ramón Jure, Cantero , el Polaco, Felipe y Toto «el cadete».
Muchos fueron los comensales que se sentaron a sus mesas a cotejar opiniones, tratando de que el tiempo se detenga, en ese ritual donde la amistad se afianza.