Emiliano Martínez se ganó velozmente el cariño y la confianza de los argentinos. Todo fluye con naturalidad en su presente. En pocos partidos se volvió una de las caras visibles en el mural que los campeones de Sudamérica recibieron en el predio de Ezeiza a modo de homenaje. Una comunión que comenzó tras la gesta en el Maracanã el año pasado y que en cada juego aparece un nuevo capítulo en este cuento de hadas que reescribe el marplatense. Así lo contó Fernando Vergara, periodista deportivo del diario porteño La Nación.
Ante Uruguay, a los 29 años, había jugado su primer encuentro oficial en suelo argentino. Esa vez, se lució con dos paradas clave ante Luis Suárez y una ovación a todo pulmón. Cada partido vuelve a sentir el calor de los simpatizantes.
Lo concreto es que mucho de lo positivo que sobrevuela en el aire de este seleccionado tiene a Dibu como uno de los principales protagonistas. Se palpó en las horas previas a cada compromiso y desde temprano la efervescencia se hace sentir en los alrededores de los estadios.
El estadio vibra cuando el arquero sale al césped. “¡Olé, olé, olé, olé, Dibuuu, Dibuuu!”, gritan. El marplatense sonríe y levanta sus brazos en señal de agradecimiento.
El efecto que genera Martínez es notorio especialmente en los simpatizantes más chicos, que lo tomaron como propio. Y así las charlas de la escuela se trasladan a la cancha, porque se ve a pequeños, en compañía de sus padres, con el buzo que lleva el jugador nacido el 2 de septiembre de 1992.
En junio del año pasado, Dibu debutó en la selección en el 1-1 con Chile por las eliminatorias. Ya se convirtió en el dueño del puesto. Inclusive por encima de Armani, el titular hasta ese momento. En la semifinal de la última Copa América, contra Colombia, fue la pieza destacada al atajar tres penales. Inmortalizó el “¡mirá cómo te como, hermano!”. Luego saboreó la gloria ante Brasil en el Maracanã.
Incluso, la revista France Football reveló que está entre los mejores guardavallas del mundo. Al marplatense que milita en Aston Villa, el club inglés lo compró por 17,5 millones de euros a mediados de 2020 y lo transformó en el arquero argentino más caro de la historia. Hoy, en las marquesinas, ya se codea con grandes colegas: Gianluigi Donnarumma, Ederson, Thibaut Courtois, Keylor Navas, Manuel Neuer, Jan Oblak.
Claro que no hace solo todo. Es un bastión de la defensa, pero también uno solo de sus elementos, no toda esa defensa. Con los zagueros centrales que le tocan en la Selección se entiende cada vez más, pero siempre se requiere alguna de sus espectaculares atajadas para mantener el invicto del que el arco argentino goza.