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Lo que denuncia Gonzalo Iván Rojas García, un joven de 18 años, es una situación que pone la mirada pública sobre el accionar policial en el interior provincial, ya que el muchacho dijo que fue protagonista de un lamentable hecho en el que fue detenido, por tener “marihuana”, que en realidad era cannabis de uso medicinal, ya que tiene permiso para cultivar y transportar la sustancia.
Todo sucedió en inmediaciones del parque acuático de El Colorado, un destino turístico (el único de Formosa), donde los fines de semana llegan colectivos de otras provincias llenos de visitantes dispuestos a disfrutar del camping municipal y del atractivo principal.
Sin embargo este último domingo, personal policial trató a una persona en tratamiento como un delincuente común y pasó 18 horas de infierno.
Gonzalo Iván fue considerado como un «dealer» narco en los comunicados de la policía, sin embargo se encuentra bajo tratamiento autorizado, con aceite de cannabis, trascendió luego.
El joven padece insomnio asociado a ansiedad y según el Registro del Programa Cannabis (REPROCANN) se encuentra autorizado para cultivo controlado y transporte. Esta patología es tratada con Fittocannabinoides, la cual se trata de la administración de cannabis por vía oral, sublingual, tópica e inhalatoria vaporizada.
Gonzalo fue abordado por la policía de Formosa el domingo cerca de las 20:00 horas mientras disfrutaba del parque. Tres sujetos vestidos de civil del Departamento de Drogas Peligrosas de Pirané lo detuvieron con la promesa de liberarlo y traerlo de vuelta al parque acuático una vez que hicieran el pesaje correspondiente del cannabis que poseía el joven de 18 años.
Fue liberado a las 12 horas del día lunes y su familia estuvo durante cuatro horas buscando de manera desesperada sin conocer su paradero.
Lo detuvieron aún con los permisos médicos y el tratamiento consignado de manera formal, además lo confinaron en una celda con presos comunes durante más de 18 horas.
Mientras estuvo detenido, de noche tuvo ataques de ansiedad y llegó a convulsionar dos veces, pidió ayuda, pero le negaron asistencia médica. “Fue un abandono de persona porque convulsioné dentro de una celda común, con otros ocho presos que había (…) Tuve una crisis en las que estuve temblando durante seis horas hasta que me trajeron mi aceite de cannabis”, contó el adolescente.