“No tengan cara de amargados cuando atienden al pueblo” dijo Gildo –en guaraní- con tono enfurecidodurante un acto del operativo solidario “Por Nuestra Gente, Todo” el sábado 30 de mayo del 2015. Fue un reto nada solapado a su gabinete.
Según pudo saberse, en las reuniones diarias del Consejo Covid, otros reproches se escucharon de boca del mandatario de Laguna Blanca. Muchos recordaron aquella jornada del barrio Itatí. Algunos ministros (no todos) eyectaron de sus cómodos despachos y fueron a llenar los zapatos bien lustrados con un poco de tierra formoseña.
EN RETROCESO
En la primera quincena de diciembre del año que se fue el juez federal subrogante Fernando Carbajal dejó su escritorio ante el arribo de Belén López Mace, el “jurado” de la Mesa Covid encabezada por Jorge González quedó sin uno de sus enemigos predilectos.
Luego decidieron quitarle cámara a los periodistas que tenían “el tupé” de incomodar con preguntas a las caras visibles del Consejo Covid. Lo reemplazaron con “esquelitas”. Lograron el objetivo: reducir la intensidad la crítica social “bajando un cambio” en la actitud combativa del vocero estrella del gobierno.
“Nos vimos obligados a aplicar el más común de los sentidos; el sentido común. Estábamos en una burbuja”
Clorinda es un caso especial. La segunda ciudad de la provincia tiene un perfil comercial; son muchos los que viven –directa o indirectamente- del comercio fronterizo “con todos sus matices”.
Por eso, el bloqueo que está a horas de cumplir medio año, golpeó fuerte en los bolsillos, el ánimo y la paciencia de una sociedad altamente politizada y en gran medida “Paraguaydependiente”.
Mientras el ministro Gómez habilitaba salas de terapia intensiva en el Hospital Arnedo; su par Jorge González le ponía el oído a impacientes clorindenses que se sienten desterrados. Era «otra» forma de permitir que lo lugareños «hagan terapia» descargando sus enojos.
LA BANDERA SANITARIA, TAMBIÉN
Es estatus sanitario de Formosa fue estandarte constante del gobierno. Siempre exhibió, con justa razón, los indicadores sanitarios que son motivo de orgullo de gestión.
Los «frentes de combate» eran muchos y la opinión pública sumaba adversidades. Los «militantes de redes» quedaban sin argumentos y tensión -en plenas vacaciones- crecía.
Los hechos dejaron en evidencia que también los aspectos humanitario debieron ser más considerados durante la cuarentena que comenzó el 20 de marzo del 2020. Aunque hay que recordar el lunes 16 del mismo mes ya se suspendieron las clases presenciales en aulas del nivel inicial, primario, secundario, terciario y universitario.
MODIFICARON AGENDA DE ENTREGA DE MÓDULOS
Desde los barrios, allí donde radica buena parte del voto duro peronista, también surgió otro golpe para la casa de Gobierno. No aguantaron “esperar hasta días antes de las elecciones para saber si nos tocaba un módulo”.
Salieron a la ruta, la cortaron, impusieron la agenda. El estado se vio obligado a entregar soluciones habitacionales y no sería extraño que también –en breve- se corten cintas de grupos de viviendas IPV.
En la obsesión de imponer la idea de «la culpa es del otro», medios «amigos del quinto piso» enfocaron las culpas al concejal Olivera, pero las reacciones y comentarios de los cibernautas lo respaldaban.
«La única verdad es la realidad» sintetizó un dirigente barrial: «hay módulos, algunos terminados y otros casi finalizados. Porqué no se entregan?» se preguntó. «Al final, nosotros aportamos las soluciones y los laureles se los lleva un radical por visibilizar la situación de nuestros compañeros. Para quién estamos trabando?. Yo conozco más a nuestros diputados por el Facebook que por mi barrio» manifestó con mal tono.
ES CIERTO. No hay que desconocer que muchas familias beneficiadas con módulos los vendieron. Y es correcta la decisión del ministerio de la Comunidad de hacer censos con planilla en mano para saber quienes ya habían llegado al techo propio y «rifaron» su destino.
QUE VENGAN
Otro episodio extraño se generó el viernes en los pasillos del Juzgado Federal. Mientas el juez Moran se aprestaba a iniciar una audiencia por hábeas corpus presentado para que ingresen a Formosa periodistas de un canal porteño ligado al Grupo La Nación, llegó un escrito de la Fiscalía de Estado que «liberaba» el ingreso de comunicadores sociales.
A pesar de la buena intención expresa por el gildismo, no habría que esperar invasión de medios nacionales a nuestros pagos. La «novela» de los aislados ya terminó. Se modificaron condiciones, la situación mejoró y para Buenos Aires perdió interés.
NAIDENOFF TENÍA RAZÓN
El senador nacional radical comenzó campaña mediática y judicial para que se aplique la cuarentena domiciliaria. Sin nombrarlo desde Belgrano al 800 cedieron también en ese punto de discordia social. Hoy, todo está más relajado y la ciudad capital exhibe jornada «casi normales». También había tenido intercambio epistolar con el primer mandatario.
LA PERIODISTA, QUE VUELVA
En la seguidilla de tropiezos, dejaron sin trabajo a una periodista «del palo» que defendía con uñas y dientes al gobierno ante los micrófonos y en redes sociales. Pero tuvo «el tupé» de mostrarse independiente ante un lamentable hecho de femicidio. La rajaron. Luego, un trabajador de prensa calificado «de la opo», expuso el caso ante la «Mesa del Jurado CovidShow» y -otra vez- retrocedieron sobre sus paso y la reincorporaron.
Argumentaron «un mal entendido». La señorita volvió a su lugar, pero difícilmente se olvidará el episodio que marcó su carrera y «la hizo famosa por un día» ya que su caso fue viral.
APRESURADOS
Apertura del casino, por ahora, al freezer. El sábado 6 de febrero la mesa de los mediodías informaba que se iniciaba el diálogo con la empresa y los gremios, «pero hasta ahora, nada. El último ATP lo cobramos en diciembre» contaron los empleados a NF. No descartan iniciar protestas esta semana.
El gobierno se apresuró en el anuncio, luego comprendieron que «habilitar salas cerradas, que no tienen ni ventanas, sería riesgoso» y dejaba abierto el reclamo para otros sectores que piden apertura o flexibilizaciones (salones de evento, por ejemplo)
Los que se prepararon fueron los empleados de las salas de juego. «Ya habíamos acondicionado 150 de las 300 máquinas. Con distanciamiento y protocolo».
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