Hay varias etapas que pueden definir el derrotero que fue moldeando el ingreso de personas a Formosa en plena pandemia.
A medida que iba conociéndose más aspectos de la enfermedad, fueron aprendiéndose y asimilándose comportamientos y la conducta social para tratar de frenar el avance de los contagios.
En Formosa, con un país paralizado, comenzaron a llegar desde distintos puntos del país, formoseños que habían quedado sin trabajo, sin clases o simplemente, sin poder realizar tratamientos o reuniones familiares ante la fuerte restricción del comienzo de la pandemia.
De la experiencia aprendida en los países donde primero impactó el coronavirus, pronto pudo manejarse el dato de los 14 días de aislamiento preventivo, que es un plazo en el que puede incubarse la enfermedad y manifestarse con los síntomas o bien si es asintomático, poder ser detectado a través de los hisopados.
El 11 de marzo la Organización Mundial de la Salud declaró al coronavirus como pandemia. La Argentina, recién el 19 de marzo decide declarar la cuarentena obligatoria que arrancó el 20 de marzo.
Formosa empezaba al igual que todas las provincias del país, a desandar su propio camino en el entendimiento de una pandemia que avanzaba más que rápido.
LA CRONOLOGÍA
El primer ingreso notorio fue el de una médica que llegó a la provincia desde España y se aisló en el Hospital de Alta Complejidad.
Luego vinieron los aislamientos domiciliarios que eran custodiados por la Policía, sin embargo, muchos trabajadores temporarios llegados desde otras provincias, en el transcurso de esas dos semanas que tenían que evitar salir, evadían los controles y circulaban por la ciudad.
También estuvo el anuncio tecnológico, en el que se establecía un control por geoposicionamiento, pero era falible, porque el programa o APP de seguimiento era instalado en los celulares, y los recién llegados simplemente dejaban su celular en la casa y salían de ésta, sin respetar la cuarentena.
Más adelante, hubo una etapa de controles mixtos, en el que regía por mediados de abril, algunos recién llegados que eran aislados en sus casas en tanto otros lo hacían en un centro de alojamiento.
Los formoseños recién llegados, que todavía hacían cuarentena en sus casas, siguieron quebrantando el compromiso de quedarse auto aislados 14 días, obligando a tomar decisiones más restrictivas para controlar el estricto cumplimiento del aislamiento preventivo.
Luego la provincia decidió implementar a mediados de abril, el programa de ingreso ordenado para administrar el ingreso de personas que declaraban que iban a permanecer en la provincia. Establecía un orden de turnos de acuerdo a la disponibilidad de plazas en los centros de alojamiento. Ya nadie iba a hacer cuarentena domiciliaria.
La idea de que si una persona que ingresa manifieste la enfermedad en un centro de alojamiento, o sea hisopada y detectada en un ambiente controlado, era lograr que ese enfermo no contagie a otros.
Es el programa que hoy en día sigue vigente, pero con vaivenes por el numeroso grupo de personas que pidió el permiso para entrar a la provincia, y por los ingresos clandestinos, que ocupan plazas de los centros de aislamiento que dejan con poco margen de cupo para quienes aguardan el permiso de entrada.
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