La reinvención del sexo y el deseo en cuarentena

La pandemia limitó las chances de intimidad y acorraló a la industria del porno pero también multiplicó las citas en la pantalla. ¿La vida sexual del mundo entero habrá cambiado para siempre?

“Esta situación pandémica que nos atraviesa está modificando, en varias partes del mundo, costumbres sociales y hábitos del orden de lo íntimo. También la sexualidad y cómo estamos tramitándola, incluso lo afectivo y el deseo”, dice la doctora en ciencias sociales Laura Milano, especialista en comunicación, géneros y sexualidades.

No todo matrimonio se encuentra deseable después de más de 100 días de confinamiento conjunto. Si tienen hijos, además no hay privacidad. Muchas personas en pareja viven en casas distintas y otras tantas no tienen un vínculo sexo afectivo fijo. Luciana Peker, periodista especializada en género, recomienda no creer que lo que no es físico es menos real. “En el sexo virtual pasa lo mismo que en el presencial. Puede ser hermoso, no es solo un accesorio o previa a un encuentro. El sexteo abre la posibilidad de la fantasía, de la novela erótica propia, ayuda a desinhibirse y a decir cosas que por ahí se callan en la cama, pero a través de la pantalla, salen”, dice en una entrevista publicada por la revista Ñ, de Clarín.

“El sexo virtual es una herramienta muy valiosa para la mayoría de las mujeres y disidencias, porque implica texto, escritura. Esto posibilita decir qué te gusta. Esa es la gran apertura de charla cuando se chatea hot. Y es una pregunta hermosa que, en general, los varones no habilitan en la cama”, reflexiona Peker.

En enero, en pleno confinamiento español, una mujer robó 40 vibradores y se los regaló a sus vecinas. El aparatito en cuestión es el Satisfyer, un juguete sexual no fálico que se promociona en su página como “The next sexual revolution”. Es un succionador de clítoris que promete orgasmos intensos. Sirve como chiche en pareja, pero también, y sobre todo, para el momento de soledad femenino. No es un invento cuarentenero. Lo lanzaron en 2019 y fue un boom. Es un suceso social en Europa y desde hace unos meses se consigue aquí. Es número uno en ventas tanto en sex shops como en webs eróticas y en Amazon.

Supervivencias sexuales

La clave de supervivencia sexual está, parece, en la reinvención. Incluso en el teatro. Como en el caso de Sex virtual, el espectáculo nuevo de José Maria Muscari. “Pasar a lo no presencial fue un proceso natural que se dio durante la primera parte de la cuarentena”, cuenta el dramaturgo y director. Cuando empezó el aislamiento ya llevaba un año llenando la sala con dos semanas de localidades agotadas. Era una obra provocadora y provocativa en contenido, pero de sostén formal: escenario con actores y butacas con público.

Durante el aislamiento, el sexo y el deseo se reinventan

El proyecto estuvo inactivo durante casi dos meses. Pero durante ese tiempo Muscari pensó la forma de traducir, de alguna manera, a lo virtual, el fenómeno que generaba el espectáculo presencial. Sabía que era imposible si transmitía la obra grabada por streaming. “Y así apareció este objeto artístico multiplataforma. Durante tres días, cada dos semanas, generamos material para hacer interacción. Usamos Instagram, Twitter, Zoom, Vimeo, YouTube, Telegram y hasta WhatsApp. Y generamos con cada espectador una relación íntima, privada, personal”, cuenta.

El área relacionada al placer físico que tiene menos posibilidades para la reinvención durante el aislamiento es la del trabajo sexual, que está en crisis. Aunque hay trabajadoras del rubro que tienen encuentros, lo hacen porque necesitan subsistir y no cuentan con herramientas para aggiornarse a lo virtual. Se ponen en alto riesgo, no solo de salud. Si bien en la Argentina la prostitución no es ilegal ni está penada por el Código Penal, existen normas que criminalizan el trabajo sexual autónomo. Más en pandemia.

En marzo, cuando aún no había llegado el coronavirus, la Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina (AMMAR) empezó a pensar estrategias de supervivencia para el futuro inminente. Así crearon el Fondo Nacional de Emergencia, una campaña que apela a la solidaridad de otras organizaciones y de la sociedad. Con los aportes compran comida y arman bolsones. Igual no alcanza. A principio de junio, en una conferencia de prensa, denunciaron que son un sector que no puede generar ingresos y no cuenta con apoyo estatal.

Solo para mirar (y tocarse)

“A lo largo de la pandemia el deseo fue pasando por distintos grados. En el mundo femenino se abrió algo que no es un descubrimiento, pero sí se masificó, que es la autosatisfacción. Es un gran paso. Creo en una sociedad en la que las mujeres puedan conocerse a sí mismas, y los varones también. Por eso es interesante, a la vez que importante, que se incluya la masturbación entre las prácticas sexuales. Es algo que tiene que estar liberado, es el mejor modo de poder encontrarse cada uno, para después vincularse con otro”, reflexiona Peker.

Esta aspiración para la sociedad que tiene la periodista, de algún modo Milano la ve reflejada en la práctica, en sus talleres y campo de estudio. “Las páginas de pornografía mainstream, que en su mayoría son pagas y suelen ofrecer porno tradicional, empezaron a notar que había un nuevo interés”, dice. Aunque no fue por nobleza, si no para competir, plataformas como PornTube comenzaron a ofrecer contenido “más relacionado con la reflexión sobre la sexualidad”, explica la socióloga y cuenta que “se generó una producción muy interesante en torno a la pornografía feminista a raíz de la cuarentena”.

Durante el aislamiento, el sexo y el deseo se reinventan. “Son impresionantes las devoluciones que tiene Sex en relación a cómo modifica la libido. Muchas parejas agradecen haber podido abrir temas que nunca habían podido hablar o siquiera pensar. También gente que está sola nos dice que nos convertimos en su acompañamiento, en su diversión, en un romance de 72 horas”, cuenta Muscari. Pero no se puede vivir así por siempre. ¿O sí?, ¿o será esa la nueva realidad? 

 

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