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Una polémica entre el concejal radical Fabián Olivera y el Defensor del Pueblo Leonardo Gialluca destapó la situación actual que atraviesa el mayor vertedero de basura existente en toda la provincia. Se trata del vertedero San Antonio, ubicado en inmediaciones al cementerio del mismo nombre, y que puso la mirada de la opinión pública sobre el tema, más aún tras la viralización de imágenes en las que se ven bolsas rojas de residuos biopatogénicos dispersas por el piso del vaciadero, en una auténtica amenaza ambiental que pone en peligro no solo la flora y fauna de la zona, sino que también se trataría de un potente foco infeccioso para miles de personas.
Todo empezó por una reciente visita del concejal radical Fabián Olivera al vaciadero municipal, donde el edil capitalino quedó sorprendido por la situación irregular que encontró en el lugar, principalmente en el manejo de residuos biopatogénicos.
Olivera solicitó al gobernador Insfrán que “establezca, con urgencia, el estado de emergencia ambiental en todo el ejido municipal de la capital, para intentar resolver la enorme crisis en que cayó la ciudad en materia de contaminación” de la que responsabilizó al municipio.
Advirtió además que el vaciadero “es una bomba a punto de explotar”, ya que en éste conviven residuos biopatogénicos y cientos de personas que se meten entre las montañas de basura para buscar cosas que puedan vender en forma de reciclaje.
“Hay desechos hospitalarios, incluyendo lo que parecen ser restos humanos, con animales muertos, productos químicos”…, todo “expuesto libremente al medio ambiente, mientras decenas de familias revuelven todo, exponiéndose ellas mismas a enfermedades y lesiones” alertó.
DEFENSORÍA
En respuesta a la denuncia del edil capitalino, la Defensoría del Pueblo de Formosa hizo su propio relevamiento, en el que refutó la denuncia de Olivera, diciendo que los residuos biopatogénicos eran tratados correctamente en el vaciadero.
José García, de la Dirección de Ambiente de la Defensoría, acudió al lugar y desacreditó las afirmaciones de Olivera, negando que exista una emergencia ambiental generada por las condiciones en que se encuentra el vertedero, la falta de tratamiento de los residuos y la presencia de desechos hospitalarios.
Para los representantes del organismo de la Constitución, “lo único que faltaría es la necesidad de dotar a las personas de elementos de seguridad en sus tareas, de organizar la disposición final de los residuos, mantener la zona de ingreso libre de residuos menores y enripiar el camino desde la calzada en una extensión de 100 mts que existen hasta la playa principal”.
Leonardo Gialluca, defensor del Pueblo, tildó de falaces las afirmaciones de Fabián Olivera, y dijo “comprobamos el normal funcionamiento de la Planta de Tratamiento de Residuos Biopatogénicos, la cual dispone de un horno de autoclave que reduce tales desechos a cenizas las cuales se depositan en un conteiner y luego es recogida para ser dispuesta en una zona determinada del predio del LR 66”. El Ombudsman Provincial hizo la salvedad de que “este material está siendo depositado y cubierto con tierra, cuando en realidad, el procedimiento adecuado consiste en enterrarlo”.
De su inspección al vaciadero, la Defensoría del Pueblo desmintió una situación caótica en el mismo y sólo se apuntó que se pedirá a la comuna capitalina que “se recojan los diversos residuos que caen de los camiones y se mantenga el acceso al vaciadero libre de los mismos; se provean de elementos de seguridad a las personas que trabajan en el lugar (recicladores); se coordine el sitio de disposición final de las cenizas del autoclave con el entierro de las mismas y se enripien los 100 mts. de acceso que separan la nueva calzada pavimentada de la playa principal de vertido”.
CÓMO ES EL TRATAMIENTO CORRECTO
Una gran parte de los productos de consumo se convierten en residuos, los cuales pueden ir a parar a dos lugares: un basurero o un relleno sanitario. En el primer caso, los residuos acumulados tienen un alto componente contaminante y en el segundo se consigue eliminar por completo el impacto medioambiental.
La correcta disposición final de los residuos debe hacerse por un relleno sanitario, que es un método diseñado para la disposición final de la basura. Consiste en depositar en fosas los desechos sólidos, los cuales se esparcen y compactan reduciéndolos al menor volumen posible para que así ocupen un área pequeña.
Se trata de enormes fosos, que a su vez tienen paredes y piso recubiertos con un material especial, que evita que los elementos tóxicos de la basura allí depositada, contaminen napas subterráneas de agua, y el resto del territorio circundante.
Desde el momento de su construcción, todo relleno sanitario tiene una vida útil estimada. Una vez colmada su capacidad y cerrados los módulos de rellenos se entra en una etapa llamada «de poscierre» que puede llegar a extenderse hasta 30 años debido a que los residuos depositados entran en descomposición y disminuyen su volumen pero produce gran cantidad de líquidos lixiviados altamente tóxicos.
Cuando una persona en su casa saca la bolsa de basura muchas veces puede notar que chorrea un líquido. Eso mismo sucede con los materiales de un relleno sanitario, por eso es importante controlarlos para evitar que lleguen al suelo y a las napas subterráneas.
De las imágenes compartidas tanto por el concejal Fabián Olivera, como de la propia Defensoría del Pueblo, no se aprecia que exista un relleno sanitario en el vaciadero, lo que implicaría que sólo se trata de un “basural a cielo abierto”, altamente contaminante.
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