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Todo aumenta a fin de año, y a tal punto llegó la remarcación de precios en algunos rubros que ya ni siquiera tienen un ticket que señale cuánto cuesta. Uno de los ámbitos más inestables es el de los medicamentos.
En Formosa, los efectos de la inflación se sienten con mayor dureza ya que el sueldo promedio tanto de trabajadores privados como de los públicos, es generalizadamente bajo, si comparamos con provincias con sueldos sensiblemente mayores.
Al tener escasa capacidad de compra, los sucesivos aumentos en productos y servicios están acorralando a cientos de trabajadores formoseños. Este escenario se complica mucho más si se tienen en cuenta las constantes remarcaciones que sufren rubros sensibles como el farmacéutico, ya que constantemente reciben nuevas listas de precios, y en los últimos meses prácticamente ningún medicamento mantuvo su precio.
Con este panorama, las góndolas de las farmacias locales no tienen precios en sus productos y esto se debe a que aumentan periódicamente. Para qué gastar en etiquetar un producto con un precio si al día siguiente ya vale un poco más, parece ser la filosofía que circula en las últimas horas.
Por ejemplo, en los kioscos de los barrios, se vende una unidad de aspirina a más de 20 pesos. En tanto, NF pudo observar en las farmacias locales que se excusan con sus clientes de no tener precio de referencia en góndolas por “actualización de precios”.
En la vorágine de suba de precios de fin de año, en todos los rubros, llegará un largo enero en el que el formoseño, nuevamente, la va a pasar mal. Es que, tradicionalmente, las fiestas de fin de año se llevan hasta el último peso y luego llegar a febrero es uno de los sufrimientos más complicados para los asalariados locales.