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En el 2009, el dirigente gremial de CHAFOR (Asociaciones Rurales de Chaco y Formosa) Ricardo Burayaile estaba en «la cresta de la ola mediática» por el enfrentamiento con el gobierno K en la lucha de Cristina con el campo.
Era en abril. La UCR «necesitaba» un candidato para enfrentar a un peronismo invencible y unido detrás de la figura del matrimonio Kirchner.
El sábado 25 de aquel mes, en Pirané, la Convención de los correlí aprobaron su candidatura. El peronismo de Formosa renovaba dos bancas: la de Juancho Díaz Roig y Ana María del Riccio (había renuciado en mayo del 2006), luego reemplazada por Carmen Roman.
Desde aquellos años que «Pelado» ingresó al mundo de la política. Fue electo diputado nacional en el 2009 (junto a Juancho Díaz Roig) y reelecto en el 2013, otra vez con Juancho. En ambos casos no compitió con listas que lleven a Gildo Insfrán, eran elecciones legislativas donde el oficialismo provincial baja su caudal electoral algunos puntos.
En el 2015 renunció a la banca para asumir como ministro de Macri, dejando su lugar a Lucila Duré (socialista), que posteriormente «saltó el charco» y este año ya fue candidata por el peronismo junto a Hugo Bay con una pobrísima performance que rondó los 400 votos.
Este año, Insfrán desdobló las elecciones, y Buryaile otra vez iba a un cuarto oscuro con pocas boletas, sin Ley de Lemas ni enfrentando al «dueño de los votos» de Formosa.
Antes, debió sortear una interna -las PASO- donde iba «de punto». En las elecciones provinciales de junio se había quedado en su casa; se ganó el descontento de muchos correligionarios, pero apareció con una boleta el 11 de agosto. Derrotó a Martín Hernández que estaba respaldada de la mayoría de la dirigencia radical y funcionarios nacionales que se encolumnan detrás del senador Luis Naidenoff.
Este domingo, ayudado por el repunte electoral de Mauricio Macri volvió a conseguir una banca en la Cámara Baja hasta el 10 de diciembre del 2023.
El hombre de campo y contador echó por tierra las pretensiones de Insfrán que pugnó por «meter» a los tres candidatos del gildismo. A Agustín Samaniego no le alcanzan los votos (tenían que triplicar en votos, pero el resultado fue 65,14% a 28,42%) y seguirá en la Legislatura de la calle J. M. Uriburu.
LA INTERNA
Para llegar a esta instancia, Buryaile tuvo que «bancarse» a dirigentes como Tito Rodríguez y el ex diputado Peyró (El Colorado) que lo despotricaron y propiciaron el uso de «la tijera para cortar a Ricardo y dejar a Mauricio».
También, el concejal Fabián Olivera, cuestionó fuertemente el liderazgo del ex ministro de Agroindustria y salió a jugar fuerte en la calle, y en los medios oficialistas contra su ex amigo. A Olivera el árbol no le dejó ver el bosque. Quiso degradar a Buryaile y terminó siendo funcional al peronismo.
VOTOS PROPIOS?
El ahora electo legislador nacional, en las elecciones de este domingo, obtuvo más de 96.100 votos; unos 13.219 votos más que los que cosechó Juntos Por El Cambio en las PASO de agosto.
En el análisis también vale comparar con los sufragios que apoyaron a la fórmula Adrián Bogado – Iván Kaluk (93.345) el 16 de junio (con Ley de Lemas y contra Gildo Insfrán): En votos es casi lo mismo, pero en porcentajes «Pelado» consigue unos puntos más.
Claro, las circunstancias son distintas y la fortuna acompaña a Buryaile que «se anima» a todo y «le sale bien». Fue dos veces diputado nacional (6 años, desde el 2009 al 2015) y ahora volverá a su despacho con una coincidencia: otra vez será opositor al gobierno de turno, pero en este período con un bloque mayoritario.