Si padeces depresión o ansiedad, muchas veces puede parecer que lo último que quieres hacer es ejercicio. Sin embargo, cuando logres sentirte motivado, el ejercicio puede marcar una gran diferencia.
Ejercitarte ayuda a prevenir y mejorar diversos problemas de salud, incluidos la presión arterial alta, la diabetes y la artritis. Las investigaciones sobre depresión, ansiedad y ejercicio han demostrado que los beneficios psicológicos y físicos del ejercicio también pueden mejorar el estado de ánimo y disminuir la ansiedad.
Aunque no resulta del todo clara la relación entre la depresión, la ansiedad y el ejercicio, hacer ejercicio y otras formas de actividad física sin duda alivia los síntomas de depresión o ansiedad, y puede hacerte sentir mejor.
El ejercicio también puede evitar que regresen la depresión y la ansiedad cuando empiezas a sentirte mejor.
¿Cómo ayuda la actividad física a atenuar la depresión y la ansiedad?
Hacer ejercicio de forma regular puede aliviar la depresión y la ansiedad de la siguiente manera:
- Libera endorfinas que generan bienestar, sustancias químicas naturales del cerebro que pueden incrementar la sensación de bienestar.
- Libera la mente de preocupaciones para que puedas salir del ciclo de pensamientos negativos que alimentan la depresión y la ansiedad.
¿Cuánto es suficiente?
Hacer al menos 30 minutos de ejercicio por día entre tres y cinco veces por semana puede mejorar de forma considerable los síntomas de depresión o de ansiedad. No obstante, las sesiones más breves de actividad física entre 10 y 15 minutos cada una puede marcar la diferencia.
Mejorar tu estado de ánimo puede llevar menos tiempo de entrenamiento si haces actividades más intensas, como correr o andar en bicicleta.
Los beneficios de la actividad física para la salud mental perdurarán solo si los mantienes a largo plazo; por el cual debes buscar actividades que disfrutes.
¿Cómo puedo comenzar… y mantenerme motivado?
Comenzar una rutina de ejercicios o actividad física regular y mantenerla puede ser difícil. Las medidas que se mencionan a continuación pueden ayudar:
- Identifica qué disfrutas hacer. Descubre qué tipo de actividad física es más probable que hagas, y piensa cuándo y cómo sería más probable que la lleves a cabo.
- Busca el apoyo de un profesional de salud mental. Habla con el médico o con el profesional de salud mental para que te guíe y te apoye. Habla sobre un programa de ejercicios o de actividad física, y cómo se adaptaría a tu plan de tratamiento general.
- Fija metas razonables. Tu objetivo no tiene que ser caminar durante una hora cincos días por semana. Piensa de forma realista acerca de lo que puedes hacer y comienza progresivamente.
- Prepárate para los contratiempos y los obstáculos. Date crédito por cada paso que des en la dirección correcta, sin importar cuán pequeño sea. Si no haces ejercicio un día, eso no significa que no puedas mantener una rutina de ejercicios ni que podrías abandonarla. Simplemente inténtalo de nuevo al día siguiente. Cúmplelo.