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Escribe: Elio Albarenga
Ya no se intercambian ideas, no se debaten proyectos, hoy día los jefes de campaña -no todos-, al carecer de capacidad por no adaptarse a los nuevos tiempos de la tecnología, no plantean ideas para debatir, lo que hacen es recurrir al consumismo, a lo vulgar, a lo chabacano, al golpe bajo, a eso que divierte, vulgarmente hablando, al “conventillo”.
Esta banalización de la política, esta puesta en escena donde se alimenta el morbo y se sacuden los trapos sucios en público, hace que quienes creían en ella, empiecen a alejarse nuevamente, también hace que personas capacitadas con formación y demás cualidades dejen de ocupar lugares en la toma de decisiones y aparezcan “personajes” con prácticas viejas, acostumbradas al “apriete” y “difamación” a ocupar esos roles.
En la actualidad es muy fácil, por el acceso a las redes sociales y demás, enterarte de todo, “la chusma del siglo XXI” le llaman a internet, y ahí es donde “los nuevos, pero ya viejos jefes de campaña” se meten en lo más íntimo de la persona, en tu adversario, te enteras de hasta cual fue la última comida del día, ¿sirve esto?
Los especialistas aseguran que como estrategia de campaña, sirve para el momento para distraer para desviar la atención, que en definitiva el que siempre pierde es el elector, el vecino porque al no haber “una propuesta interesante que presentar” se distrae a la gente con el amarillismo, saber si tal funcionario es fiel, si pago sus cuentas o si se compró un vehículo nuevo, los nuevos jefes de campaña se convirtieron en productores de programas de chimentos.
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En este escenario casi de “vedettismo” cobran protagonismo son los “traidores y vendidos”, para citar ejemplos, no alcanzarían las hojas para escribir nombres, usan el método exprés dicen los vecinos, “los votas hoy y cuando ya saben el resultado dicen y hacen todo lo contrario a cuando estaban en campaña”, esto es algo sumamente peligroso para la ciudadanía, votar a alguien convencido de lo que te dice es real pero que tarde o temprano sus o su política te termina perjudicando en todos los sentidos.
Estas figuras o personajes, que son elegidos por el voto popular, todos son figuras de “alguien”, se pelean para ver quien muestra más su ropa sucia, alimentando el “morbo” del consumismo. No habiendo nuevamente “ideas superadoras”, pareciera ser que viviremos elecciones del “vale todo” sin pensar en el vecino de a pie que confía en ellos, pero no encuentra trabajo, solo chismes de pasillo.
En definitiva, en las elecciones, todos los ciudadanos se juegan algo, por lo que se debería analizar con mucha atención que es lo que hay del otro lado, si se debate “conventillo” o se debaten “ideas”, parece algo tan simple, pero no lo es, por eso tenemos gobernantes como los que tenemos.