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“Don Sosa”, un gran cocinero, es fanático de la radio. Por las mañanas, prepara el tereré, lleva su silleta hasta la sombra que ofrece un paraíso en la vereda de la calle Salta. Decide informarse con su vieja radio a pilas. Una noche, mientras preparaba un rico lomito me dijo: “hoy te dejé hablando solo, muchas pavadas estabas diciendo”. Pero mi interés era gastronómico, poco me interesaba discutir.
Pero un día ganó la curiosidad y pregunté qué quiso decir con aquello de “te dejé hablando solo”. Y me explicó, a su manera…. “cuando no me gusta tu programa, llevo la radio al fondo del patio (prendida) y vuelvo a la vereda para hablar con mi vecino”. Le pedí más mayonesa, y me “tragué” la acusación y ese rico sándwich que elaboraba en la calle Rivadavia.
EL TIEMPO PASA
Con el paso de los años, lo rememoro porque aún tiene vigencia. Quienes nos “subimos al pony” enarbolando la bandera del “cuarto poder” debemos hacer una profunda autocrítica.
Los tiempos y formas de comunicación han cambiado, y mucho. Las épocas de periodismo militante (expuesto, camuflado o por interés económico) le hizo mucho daño a la sociedad y a los medios porque la objetividad quedó relegada. Vale sacar de esta «lista» a quienes «militan desde el micrófono por convicción». La gente no es tonta, sabe lo que mira, lee o escucha; de quién viene y a quién le cree. Percibe los intentos de manipulación de la noticia.
Antes de la imprenta, los únicos informados eran los reyes y los curas. Después vinieron los diarios, la radio y la TV. Ahora con las redes sociales nación otra revolución. La gente se informa «sola». Si bien hay mucho por mejorar, es un camino que no lo para nadie. Con un celular en mano, todos somos «periodistas». Claro, para que replicado por un medio tradicional -luego de chequear la información- toma formato de noticia.
En el ambiente del periodismo formoseño abundan autotitulados formadores de opinión, pero en los hechos poco influyen en la opinión pública. Y en esa “trampita” también se enganchan muchos funcionarios de gobierno “enamorados” de la opinión publicada, del “propagandismo”.
Un amigo lo resumió en una frase: “Si gano el Quini Seis y me convierto en millonario, depende del medio por el que se enteren mis familiares me llamarán para felicitarme o preguntarme si es cierto». La credibilidad es el mayor patrimonio de un medio de comunicación.
LA GENTE LA CREE A LA GENTE
https://youtu.be/_soz6JC5ETk
No alcanzan luces frías de led, micrófonos inalámbricos y HD cuando la sociedad “te deja hablando solo”. Hoy todo está segmentado: si querés escuchar hablar mal de Gildo, sabés quién lo va a hacer. Querés ponerle el oído a un antimacrista, lo tenés. Pretendés escuchar loas a Jofré, existe en la grilla. Un medio radicial-PRO? También existe. Contados con los dedos de la mano (y la gente sabe distinguir) son los medios-periodistas que muestran las dos campanas de la realidad o tienen a la credibilidad como escudo protector.
DERECHOS Y RECLAMOS
Durante el kirchnerismo, el matrimonio santacruceño “abrió la jugada” y nacieron muchos medios –tradicionales y alternativos- que inundaron el dial, la pantalla y las redes. Buena parte de ellos difundió y promocionó derechos e invitó al argentino a salir reclamar en las calles. Ahora que casi todo lo tiene «don Google», a cualquier hora se puede acceder a mucha y variada información de cualquier parte del mundo. Es un «combo» que a los gobiernos los desorienta cuando intentan «realizar operativos de prensa».
La lucha por tener un control estricto de los medios es una bandera del peronismo cuando está en el poder. El gobierno nacional actual, no solo se recuesta sobre la tapa de los medios, sino que además, le suma el permanente monitoreo del humor social “de doña Rosa y don Ramón”. De ese modo “surfea” en la autopista de la información.
En nuestra Formosa Hermosa, muchos «capos» del oficialismo están aún aplicando prácticas de la vieja comunicación. Prueba de ello es la puesta en escena del gildismo en la movilización contra REFSA utilizando una militante para denostar al presidente “por las elevadas tarifas” de energía eléctrica. En minutos se viralizó en las redes y los propios vecinos de la “señora” mostraron quién es y a qué se dedica. El acceso a la información, que antes era privilegio de algunos medios, ahora está en el celular “mirando las fotos de Facebook”. Algo similar le pasó al mesitero Mereles que fue “escrachado” antes que finalice la movilización contra el intendente Jofré, en otra muestra de la interna del peronismo capitalino.
CULPA DE MACRI
El gobierno no supo “comunicar” eficientemente la suba de tarifas que llegó cuando terminaron las vacaciones. Con voceros poco creíbles, “gastaron” el slogan: “culpa de Macri”. A tal punto, que a pesar de tener buena parte de razón, el mensaje quedó en el lodo de la politización, las verdades, las mentiras y las realidades.
La única verdad es la realidad, dijo el General. Y lo cierto es que la factura que llega por debajo de la puerta tiene el logo de REFSA. Ahora, unos pocos radicales “le marcaron la agenda” a todo el oficialismo.
Claro, en el medio está clave: le tocaron el bolsillo al formoseño común, al gildista, al peronista, al radical, al independiente, al empresario, al obrero y al desocupado. Y a la hora de protestar, queda más cerca la oficina comercial de Recursos y Energía en la avenida Aramburu, que Irigoyen al 250, sede del ministerio de Energía de la Nación.
El gobierno provincial, además de la campaña que explica cómo se forma la tarifa de energía eléctrica, lleva la discusión al terreno de la política cruzando con declaraciones a los referentes radicales o “usando” a sus “periodistas afines” para esclarecer. Pero aquí, la población espera soluciones, no explicaciones ni declaraciones.
En todo este entuerto, es una buena noticia el trato que tuvieron el presidente Macri y el gobernador Insfrán que coincidieron en dialogar para encontrar una salida que beneficie a los usuarios de energía eléctrica.
Por esto y mucho más, quienes nos creemos miembros del “cuarto poder” o los funcionarios que integran los otros poderes, no dejemos de prestar atención al avance de la opinión pública que –afortunadamente- no se conforma con ir a votar una vez cada dos años.
Si te dejan “hablando solo”, en los resultados electorales, el rating de radio o TV y la venta de los diarios o lectores web se ha de notar.
“La voz del pueblo, es la voz de Dios”.
Juan Coco