«Anoche estábamos muy tomando teres en la plaza, cerca de la una de la mañana, cerca de los baños. De pronto, mi novia me dice que ´mirá como se mueve la hamaca´. No había nadie. Ni un alma. Y nos quedamos durísimos del miedo. Pasado un minuto recién atine a grabar este video. Pensamos que a la hamaca la habría movido un nenito, pero la verdad, no vimos a nadie. Ni viento había» contó Alejandro Conde. «Es cosa de creer de creer o reventar» concluyó.