«Este post es diferente a muchos, porque realmente tomé la decisión de publicar a la persona que me dañó durante varios años.
FERNANDO DANIEL PITRA, MI PADRASTRO Y ACTUAL PASTOR DE UNA IGLESIA EVANGÉLICA, ES UN PEDÓFILO.
Él abusó sexualmente de mí, desde los ocho hasta los trece años, y no fue solamente un pederasta, sino un golpeador que justificaba sus actos a través de la Biblia y de Dios.
Desde chica me manoseaba, y por las noches, cuando mi madre dormía, él pasaba por mi cama para tocarme y yo tenía que estar callada, así mismo cuando me quedaba en casa sola con él, me desnudaba y me sacaba fotos e inclusive tuve que hacerle una felación mientras el me decía que me imagine que era un «chupetín».
Las veces que quise hablar, no sabía como expresarme, y tuve que callar. Pero años más tarde hablé con la madre de él, (a los 13 años) y me dijo que me callara, que si lo denunciaba no iba a ser válido lo que yo dijera y que no me iban a tomar en cuenta.
Viví a cambio de mi silencio, en la casa de los padres de él teniéndome como sirvienta para beneficio de ellos. Les lavaba y planchaba, les servía y según ellos era un bien para mí. Gracias a Dios, a los 14 años pude hablarlo, y salí de esa situación.
Pero actualmente, estoy haciendo terapia y estoy medicada porque nunca pude superar los horrores que viví y es por eso que no quiero estar más callada, es injusto que esta lacra tenga una buena vida y aparente ser un buen pastor, mientras que yo esté en un duro proceso de superación por sus actos a él y a su familia.
Me hago totalmente responsable de esta publicación, es mi verdad, y no voy a vivir más con miedo. Quiero verle la cara en un juicio, y por consiguiente, evitar que esta escoria siga DAÑANDO LA INFANCIA DE OTROS NIÑOS.
Es un degenerado y se merece pasar varios años de cárcel. Todos los años que sufrí, teniendo depresión, un intento de suicidio a raíz de mi desesperación y el pasar por la medicación psiquiátrica actualmente, no puedo permitir que esto quede en la nada.
Quiero justicia, y espero volver a vivir.
Y más que nada, que esta persona pague por todos los daños hechos tanto a mi, como a mi familia.»