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La Policía de la Provincia advirtió que aplicarán severas sanciones a los organizadores de fiestas privadas que no tengan la debida autorización de la Municipalidad y llamó a los vecinos a denunciar este tipo de actividades. Se tratan de eventos armados como si fueran autorizados, se cobran entrada y dejan ingresar a menores y les venden bebidas alcohólicas.
Estas fiestas surgieron como una alternativa a la típica noche de boliche y con el tiempo se hicieron populares. Generalmente son temáticas e itinerantes. Hay de distintos estilos y se difunden a través de redes sociales o páginas de Internet.
Sin dudas, las fiestas privadas se convirtieron en una opción divertida para los fines de semana pero el problema radica en que muchas se hacen en lugares que no están habilitados para este tipo de eventos, para ingresar cobran entrada y adentro venden alcohol.
Todo esto sin permiso comunal y para evitar que se sigan propagando, la Policía de la provincia juntamente y los organismos estatales y municipales comenzaron a realizar controles para detectarlas. En los últimos cuatro fines de semana clausuraron tres de ellas y se pide a los vecinos que las denuncien.
Desde la Policía se aclaró que “no se tratan de fiestas familiares, sino de actividades bailables encubierta en casas particulares o casa quintas, que buscan un rédito económico, donde en algunas ocasiones no existen las más mínimas garantías de seguridad”.
Entre las principales observaciones que se hacen a estas fiestas está el no controlar el ingreso de menores a quienes luego les venden bebidas alcohólicas, no contar con medidas de seguridad como tener salidas y luces de emergencia, matafuegos, un bombero, un médico y personal de seguridad que regule la admisión y permanencia.
Estas fiestas violan las ordenanzas municipales sobre las condiciones de seguridad y acerca de la venta de alcohol a menores ya que no se pide el cumplimiento de ningún requisito para participar de las mismas, salvo el de pagar la entrada.
Estos eventos se publicitan a través de las redes sociales como el Facebook, con venta de entradas anticipadas, pero dado que se difunden por círculos de amigos o grupos cerrados se detectan recién una vez iniciado el evento.
A veces los vecinos denuncian ruidos molestos y así se da con alguna de esas fiestas, por lo que se solicita a los vecinos que se fijen en los lugares a los que asisten sus hijos y en caso que tengan dudas de su legalidad, den aviso a la Policía.
Lo que más preocupa, es que se reaccione cuando ya existan perjuicios o daños consumados o tenga que pasar una desgracia, pues estas fiestas clandestinas o privadas escapan a todo tipo de control, no solamente los impositivos sino también a todo tipo de control legislado para resolver problemas de seguridad.
En el ámbito de la responsabilidad civil, cualquier circunstancia que llegara a provocar un daño a terceros, la responsabilidad comienza por los propietarios del lugar donde se hace el evento y continúa por los organizadores que tienen nombre y apellido.
Los propietarios de estos lugares y los organizadores son los responsables directos de lo que pueda suceder dentro de la casa quinta o propiedad privada. Afuera de ella o en la calle, existe una responsabilidad indirecta porque los organizadores han llevado adelante estas fiestas con un afán de lucro e incluso se da una competencia desleal con los comercios legalmente habilitados para el efecto.
Ante la detección de fiestas privadas sin autorización, desde la Policía se realizará la coordinación con las autoridades competentes a fin de erradicar la realización de estos eventos, que en realidad son verdaderos negocios para los organizadores, no reúnen las condiciones mínimas de seguridad y por ende constituyen un peligro para la ciudadanía.