ESCRIBE: LUIS SEBRIANO (H).
Como todos sabemos desde 1879 hasta el 2003, salvo un período entre el ´45 y el ´55, fuimos una provincia completamente olvidada en forma adrede desde la Nación, una Nación que nos negaba el progreso y desarrollo porque no había grandes industrias, y las grandes industrias no venían ni nadie se animaba a emprenderlas porque no éramos una provincia desarrollada, la eterna discusión del huevo y la gallina. Lamentablemente para la gran mayoría de las generaciones de nuestros padres y abuelos no les quedó otra opción que formarse en una cultura de empleados públicos, salvo ejemplares y valientes excepciones.
A partir de 1995 se empezó a gestar en la provincia un Modelo Formoseño que empezó a mirar hacia adentro del territorio, desde el Pilcomayo al Bermejo y desde el río Paraguay hasta la línea Barilari, un modelo de Desarrollo e Inclusión, con Solidaridad y Equidad. Pero en un contexto nacional e internacional totalmente a contramano, era el auge del Neoliberalismo y reinaba el sálvese quien pueda, por ende un proyecto colectivo e integrador de una de las provincias catalogada como “inviable” era algo descabellado para algunos “iluminados”.
Recién en el 2003 desde el Gobierno Nacional entienden esta realidad y se firma el Acta de Reparación Histórica, por tantos años de dejar a Formosa a la deriva y librada a su suerte, es entonces que la cosa empieza a cambiar, y esa planificación provincial se ensambla y es impulsada desde Nación, ahí llegó el asfalto tan ansiado para la comunicación de los pueblos, la energía eléctrica con sus anillos troncales, los Hospitales y Centros de Salud para que se puedan asentar en las zonas productivas, las Escuelas para que los hijos de estos emprendedores puedan educarse en el mismo lugar, el agua potable, y muy pronto el gas natural y el ferrocarril. O sea la infraestructura básica para ese salto cualitativo tantas veces motivo de charlas “…no más una provincia de empleados públicos…”, pero todo esto con el esfuerzo de toda una generación que dedicó su vida a poder concretar ese sueño.
Hoy el desafío es cultural, cambiar nuestro chip interno e individual y animarnos e emprender, animarnos a tomar la posta y asumir el desafío, porque también se trata de un desafío colectivo, que cada formoseño se genere su propio ingreso y a su vez genere empleo para otros formoseños, fomentar el desarrollo de nuevos negocios dentro de las comunidades locales.
Al ayudar a un empresario local a comenzar una empresa en la zona, la comunidad puede verse beneficiada por un aumento de la disponibilidad de puestos de trabajo y los ingresos adicionales que percibe la ciudad como resultado de las nuevas actividades de negocios, esto revitaliza la economía local y mejora la calidad de vida para todos los que vivan o trabajen en la zona.
Nuevamente es algo que lo tenemos que hacer entre todos, tomar esta opción de emprender sabiendo que era el sueño de nuestros padres, de nuestros abuelos, de nuestros vecinos, de toda la sociedad, aprendiendo de los que se animaron en su momento y vencieron esa barrera del miedo. Estamos seguros que el momento es ahora, sabemos que el apoyo desde el gobierno está, y que esta opción debe ser un compromiso de todos, cada uno desde el lugar que mejor pueda.
El Proyecto “Formosa 2015” está concluyendo y es a todas luces un éxito, es hora de empezar a pensar en la Formosa de los próximos años, y este es uno de los temas centrales a encarar.
Tenemos un líder que apuesta por ello y lo promueve. Desde que Fontana dijo “si existe el paraíso terrenal estoy seguro que está en Formosa”, a esta FORMOSA HERMOSA del presente, el camino recorrido fue arduo y sacrificado, hoy lo que queda por delante es venturoso y esperanzador pero no por ello menos complejo. Continuemos profundizando este Modelo, que nada nos distraiga de nuestro objetivo máximo “La felicidad del pueblo, en paz, unido, con equidad y solidaridad”.
Luis A. Sebriano (h)