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“Vamos a seguir ampliando derechos a los que menos tienen” aseguró el gobernador Insfrán durante un acto realizado hoy en El Paraíso, donde inauguró obras educativas. Fue una clara respuesta a los cuestionamientos de la Iglesia local a los planes sociales.
«Aunque la estadística de los monjes quieran demostrarnos otra cosa, ustedes ven la realidad, estos hechos, de inclusión a través del conocimiento. No nos quedamos solo en inicial, primaria, secundaria, ciclo básico rural, pero no pasará mucho tiempo en que tengamos el ciclo completo, es un proceso. Los que nunca hicieron nada, y lo único que saben es criticar, ellos dicen que ya pensaban las cosas, a nosotros no nos preocupa, porque Perón nos decía que las obras de arte no está en pensar, sino en realizar, nosotros hacemos las obras de arte, no importa que digan que no pensamos» señaló.
«Nos interesa que haya cada vez más incluidos, esto molesta, mucho más todavía cuando vienen de jerarquías de quienes dicen tener el voto de pobreza, y que deben defender a los pobres, cuando con sus mensajes se desvían de la jefatura mayor y estigmatizan al que menos tienen, despotricando contra las medidas de inclusión de este gobierno, que son los distintos programas sociales. Dicen que solo se generan vagos, que las chicas tienen hijos, porque entonces cobran asignaciones familiares, barbaridades dolientes, a todos ellos les vamos a responder con mucho amor, comprensión, con tolerancia, porque entendemos que vienen de otro mundo, del Viejo Mundo, que todavía no entiende que a los conquistadores ya le dimos una patada y que ahora somos los americanos, argentinos, formoseños, y que no nos sigan mirando de costado o del cogote» enfatizó Insfrán.
«Vamos a seguir trabajando de esta manera, dando derecho y ampliando derechos para el que menos tienen, aunque les duela a aquellos que pierden privilegios. No es por la soberbia de quien habla, sino por la decisión de un pueblo que así lo quiere».
«Nosotros los políticos tenemos que rendir cuentas cada dos años, ellos no rinden cuentas. Ellos tienen mandato a perpetuidad, y aunque hoy salgan con otros mensajes de paz, siempre los tuvimos, no en la lengua, sino en el corazón.
«Dicen que el diálogo no está roto, con nosotros nunca el dialogo va a estar roto, porque tenemos un proyecto, podemos disentir, intercambiar, estar de acuerdo en algunas cosas y en otras no, pero quien es el soberano, es el pueblo, que decide, y hacemos lo que el pueblo quiere, defendiendo sus intereses. La verdad que me siento muy cómodo, como en todos los lugares, pero aquí en particular, al encontrarme con mis compañeros de comienzo de esta lucha, y que vienen a saludar, y que están todos juntos, pese a que yo sé que tienen diferencias, aprendieron a dialogar entre ellos, aprendieron a tolerarse, en la diversidad, eso es lo que hace grande a este movimiento» finalizó.
QUÉ HABÍA DICHO CONEJERO
Vicente Conejero afirmó que la ayuda oficial «atenta contra la cultura del trabajo» porque, dijo, «a la hora de la verdad, llega el plancito y de ahí a veces no salimos».
El obispo de Formosa, monseñor Vicente Conejero, consideró que los planes sociales del gobierno conspiran contra la cultura del trabajo y los calificó como «uno de los males argentinos».
Conejero se expresó de esa forma ayer durante la homilía de la misa realizada en el marco de las celebraciones de San Cayetano, ante miles de feligreses.
El prelado recordó la frase «con el sudor de tu frente ganarás el pan de cada día» para luego criticar la política de planes sociales, al afirmar que estos son «uno de los males argentinos».
Con esa asistencia federal «se va perdiendo la cultura del trabajo» porque, «a la hora de la verdad, llega el plancito y de ahí a veces no salimos«, dijo.
«Procuremos trabajar para ganarnos el pan con el sudor de nuestra gente y compartirlo«, recomendó. Asimismo, llamó a recuperar las fuentes laborales y a «dignificar la vida».
Durante la misa, Conejero pidió a los feligreses recuperar la «cultura del trabajo» y la «solidaridad».
«Antes del pan, que lo necesitamos para vivir, y el trabajo, también necesitamos paz en el espíritu. Porque de qué nos sirve tener pan y trabajo si no hay paz en el corazón», dijo en su sermón, que fue seguido por miles de personas en la capilla del barrio La Floresta, en la capital provincial.