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«Las personas que cultivan el sentido común nunca se niegan a admitir sus errores» (Yoritomo Tashi).
La pasión de los hinchas en Argentina es parte del folclore del fútbol. Comienza antes de un partido y finaliza horas o días después, pero en una misma oficina o lugar de trabajo pueden convivir un hincha de River y otro de Boca.
Se defiende la camiseta. Cuando nuestro equipo pierde andamos con una respuesta a flor de labios para responder una cargada. No importa el sentido común. Vale el resultado en la cancha, los goles. Importa solo el resultado de ese domingo.
También es posible juntarse a mirar el partido “juntos” a un grupo de amigos. Cada cual con su camiseta.
PASION POLÍTICA
En estos años vemos como Argentina se divide en grandes hinchadas. Separadas por los medios. Separadas por las convicciones. Separada por el color de la camiseta. Por la conveniencia. Por los beneficios. Por la igualdad. Por la desigualdad. Siempre hay un motivo.
Cada vez más alejado del sentido común; se defienden más las camisetas que los ideales políticos.
La lucha por tener la razón es desmedida, y no importa la lógica. Pocos ven el vaso con agua por la mitad. Porqué?. Acaso no somos todos de Argentina? O acaso importa más la casaca de Boca, River, Independiente, Racing, Vélez?.
Cuando llega el Mundial, discutimos por jugadores que salen a la cancha, pero gritamos juntos los goles de la celeste y blanca. Se abrazan millonarios y bosteros.
Maradona dejaba de ser hincha de Boca cuando convertía para Argentina.
LA RAZÓN
No importa porqué, pero si una apreciación del hincha de la vereda de enfrente es acertada y basada en el sentido común, hemos de oponernos o desecharla. Para los que son solamente hinchas de Argentina les resulta difícil mantener el optimismo, las ganas de invertir y la esperanza cuando estos “blanco-negro” invaden charlas de familia, bares, lugares de trabajo, clubes, etc. donde se “cruzan” oficialistas y opositores con posturas cerradas.
Hoy, más que nunca, es tiempo de encontrar el punto medio. Mirar toda la película, no concentrarse en una escena.
En el gobierno nacional, provincial y municipal se han concretado muchos aciertos. También hubieron medidas desacertadas. Es propio de los que gobiernan.
Es lógico defender y difundir lo bueno, pero también es justo marcar errores si el sentido es mejorar, crecer, avanzar.
Todas las opiniones valen para consolidad la democracia. Por más diversas y contradictorias que fueran. Todo se respeta sin llegar al extremo de lo irreconciliable. Tenemos que estar predispuestos a convivir dentro de una sociedad aceptando a todos sus integrantes sin prejuicios, evitando caer en el absurdo de convertir a adversarios en enemigos.
Si nos une el sentido común será más fácil superar obstáculos conservando “nuestros colores”, sin descomponer relaciones, manteniendo el sentido de pertenencia, buscando solucionar los problemas comunes y caminando sobre la realidad. Utilicemos las fuerzas para sumar.
O acaso hacemos “xenofobia” interna?
Si tenemos “una sola camiseta” lograremos evitar que los hinchas se conviertan en barras bravas.