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Quienes se incorporaron a la actividad después de 2002 están atrapados por la “ilusión monetaria” de tener el bolsillo lleno. Audaces en sus trabajos, no les preocupa su futuro. Por Pedro Ylarri *
Son jóvenes, sus sueldos crecen 25% por año, consumen, viajan, compran en cuotas, piden prestado; tienen heladeras nuevas, TV de última generación y votan por el Gobierno actual. Pero, fundamentalmente, no le tienen miedo a la inflación.
¿Se puede ser así en la Argentina de la historia de las hiperinflaciones, de la disparada de precios desmedida? Aparentemente, sí: se trata de los jóvenes criados tras la caída del régimen de convertibilidad y la crisis de 2001/2002.
A casi diez años de haberse producido la mega devaluación de la moneda, en 2002, son sorprendentes las diferentes conductas entre aquellos que vivieron el ciclo económico anterior, caracterizado por una moneda sobrevaluada, la disminución de la capacidad productiva del país y la apertura comercial indiscriminada.
Ahora, los jóvenes de menos de 30 años ven crecer sus sueldos entre paritaria y paritaria.
A ellos, el dinero les quema las manos y compran y viven el hoy… ¿Pero qué les deparará el futuro? ¿Qué riesgos tiene su conducta? ¿Hasta dónde podrán hacerlo?Mientras las empresas de consumo masivo aprovechan el ímpetu consumista de la nueva generación, algunos economistas y analistas comienzan a preocuparse y se preguntan si estos jóvenes no estarán sufriendo la denominada “ilusión monetaria”, la enfermedad del hombre económico, propia de períodos inflacionarios, por la cual se perciben los valores de los bienes en términos nominales en vez de hacer un cálculo real basado en la inflación.
“Cuando a una persona le dan aumentos salariales anuales de 25% o 30%, ella tiende a percibir como un aumento real en su poder de compra, pero en realidad se trata de algo falso, de una ilusión, en definitiva la inflación está limando su sueldo real”, explica a PERFIL el economista de FIEL Abel Viglione.
Esta especie de falsa percepción de prosperidad, según él, se pierde en tanto la sociedad “racionaliza” los períodos inflacionarios y sabe diferenciar lo real de lo virtual.
“El problema de estos jóvenes es que siempre han vivido en cierta estabilidad –no recuerdan la hiperinflación ni el Rodrigazo–, por lo que no tienen experiencia de otro períodos similares”, añadió.
Generaciones
A diferencia de sus padres, que ahorran en dólares y buscan comprar inmuebles, los criados en la devaluación “huyen del dinero” y “consumen, consumen y consumen, por lo que se adelanta el ciclo del consumo de los bienes durables”, explica Viglione. “Ahora hay un boom de ventas, pero el ‘luego’ está por verse”, destacó.
El director ejecutivo de Ipsos Argentina, Santiago Rossi, añadió en diálogo con PERFIL que al proceso inflacionario vigente debe agregarse el pulso de los tiempos: “Estos jóvenes son parte de la Generación Y (nacidos entre 1982 y 1996), que hace honor a la cultura hedonista, cortoplacista, que busca el resultado concreto, la felicidad hoy y tiene dificultades en la proyección”.
Según los informes de Ipsos, los criados en la devaluación (el segmento de 18 a 29 años) comparten con sus pares más grandes el ranking de “principales problemas” de la Argentina, con la inseguridad a la cabeza, seguida por desocupación e inflación.
Aunque en términos marginales, dan mayor importancia a la desocupación que el total de la muestra, y menos a la inflación. Se condice con datos de la realidad: el desempleo en su grupo etario llega a duplicar o a triplicar la media nacional (ver infografía).Por otra parte, muchos de estos jóvenes no tienen hijos, ya han dado por finalizados los estudios y tienen pocos gastos en, por ejemplo, cobertura de salud, por lo que, al menos en apariencia, la inflación les impacta en menor medida.
Cristina, sí; modelo, no tanto
En términos políticos, la Generación Y es más oficialista que la de sus padres, y casi tanto como la de sus abuelos.La aprobación de Cristina Kirchner en el segmento etario fue de 64% en el segmento de 18 a 29 años; y en el de 60 a 70 años, de 65%, cuando el promedio del país era de 61%, según los datos de Ipsos a diciembre pasado.
A la vez, los jóvenes apoyan más las medidas del Gobierno, como el Fútbol para Todos.
La consultora TNS Gallup también ha descripto al segmento de jóvenes que según algunos es víctima de “ilusión monetaria”.Una de sus últimas encuestas respecto a los hábitos de compra reveló que los argentinos de entre 25 y 34 años son los más propensos a adquirir bienes y servicios en cuotas.
Según el documento, dado a conocer a principios de mes, el 47% de las personas de esa edad compra en cuotas.Detrás de la fiebre del consumo, Viglione advirtió que, cuando hay “ilusión monetaria”, la ganancia la obtienen los gobiernos.
¿Cómo? “A través del impuesto inflacionario, ese impuesto regresivo, que no está legislado, afecta al que tiene ingresos fijos y hace aumentar fuerte la recaudación”, concluyó el economista de FIEL.
Un poder de compras efectivo
La publicidad de las “tarjetas cancheras” del Banco Hipotecario los identificó como pocas otras.
Allí estaban los jóvenes hedonistas, buscando el placer de abrir un electrodoméstico nuevo, la felicidad en el hoy.Así son los “criados tras la devaluación”, el segmento de argentinos sub 30 que parece estar sufriendo la “ilusión monetaria”, aunque el banco, sostiene que, en rigor, este público, “es sólo uno de los objetivos” de la entidad y que los jóvenes están asentados en un poder de compra efectivo y real.
Lo explica a PERFIL uno de los responsables de la comunicación del banco, Juan Manuel Cancelli: “Los jóvenes hoy cuentan con más posibilidades de incorporarse al mercado laboral y, lo que es más importante, tienen la certeza de que van a conservar su trabajo”.
Además, “por la etapa de la vida que están atravesando, tienen más propensión al consumo, dado que en muchos casos viven en las casas de sus padres y no tienen la responsabilidad de tener que sostener una familia”.
Se trata, según Cancelli, “de un contexto muy distinto al de hace diez años”, ya que “hoy se da la oportunidad de contribuir a la bancarización del público joven y, más aún, generar las condiciones para que nos puedan acompañar como banco durante toda su vida”.
Por eso, independientemente de que exista una “ilusión monetaria”, hay “un fuerte crecimiento del consumo sostenido por variables reales y potenciado a través del financiamiento que otorgan los bancos”, finalizó.
* De la redacción de Diario Perfil