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“…Merecer la vida es erguirse vertical
Mas alla del mal, de las caidas.
Es igual que darle a la verdad
Y a nuestra propia libertad
La bienvenida….”
(Eladia Blázquez)
Carlos nació en Margarita (norte de Santa Fe) un 4 de mayo, hace 57 años, empero, tras graduarse de arquitecto en Resistencia “eligió” Formosa para vivir y ejercer la profesión.
Su primer trabajo en esta ciudad fue “para Supercemento” cuentan sus amigos.
LA VIDA FUE SU PASION
Amigo de sus amigos, tenía una particular forma de expresar la amistad.
Muy respetuoso a muchos de sus conocidos nunca dejó de llamarlo “usted, a pesar de tener más de 20 años de ser conocidos” relata un empresario de la construcción. Inclusive a su madre, de más de 80 años, era tratada como “usted”.
Apasionado de River, al detallista Carlitos le encantaba cocinar e invitar a sus amigos.
En sus últimas semanas de vida, aún con el irreparable pronóstico “en mano” seguía proyectando y llamaba a sus íntimos “no familiares” para despedirse. “Era increíble, él nos daba ánimo a nosotros!!!.
Tenía una fuerza terrible, unas ganas de vivir que desbordaba”.
En su “última cena” se animó a descorchar un champagne y se tomó el tiempo para brindar por “un par de celebraciones cercanas”. Antes de fin de año “cumpliría 30 años con la profesión y de vida en Formosa”.
Íntegro. Amable.Trabajador. Exigente. Pícaro. Sutil. Siempre de frente. Así era “Carlitos”.
Sus hijos: Gugy, Noelia y Cecilia fueron testigos de sus últimos días entre nosotros. Varios amigos, a quienes llamaba, pasaron a verlo, “le agradecía la amistad, los momentos vividos”.
Aún con la terrible enfermedad que lo llevó de este mundo a cuesta, llegó semanas atrás a ver una de sus obras ubicada sobre la ruta 11 (en Clorinda) y sorprendió a los encargados.
Nunca se entregó, “la luchó hasta el final. Daba ánimo desde su lecho de enfermo”.
El arquitecto formoseño, radicado en España, Edgardo Daniel Fernández fue elogiosos con su recordatorio en un diario local, al igual que el empresario Torrano.
QUÉ MÁS?
Qué se puede agregar de Carlos?. Nada. Le alcanzará con que lo recordemos con una sonrisa y que sus hijos sean herederos de su pasión por la vida. Carlitos, muchas obras tuyas las vemos en la ciudad, pero no alcanza.
Te extrañamos a vos. Tus tertulias nocturnas. Tu simpleza.
Te estamos viendo “desde abajo” discutiendo –manos descansando en la cintura- con el Creador sobre la mejor forma de “proyectar” la entrada al Paraíso!!!!.
No Carlos!!!, no discutas!!!. El sabe todo!!!. Inclusive llevarte cuando estabas pasando tu mejor momento para que te extrañemos más y comprendamos lo buen tipo que sos!!!.
Tus amigos …
…y gracias por «honrar la vida»