«Para los que confiaron en mí, en la responsabilidad que me dieron, les contare un poco y del porqué de algunas de las convicciones más profundas que hoy me han movilizado e impulsaron a representar a muchos de nuestros comprovincianos, que por imperio del nepotismo con el que se gobierna la provincia, hoy son los olvidados y los sin rostro, del sistema». Así se presenta Emilia Maciel, tras conocerse su postulación a una banca en el Congreso de la Nación.
«Nací en la Maternidad de Formosa, pero a los pocos días mis padres me llevaron a Fortín Soledad. Allí fui anotada en los libros del Registro Civil de Fortín soledad. Allí crecí con criollos y originarios como compañeros de escuela y vecinos».
LA FAMILIA
«Mi papá, Juan Domingo, es productor agropecuario, comerciante y camionero de alma. Mi madre es Elsa Dambra, de vocación maestra. En Fortín Soledad tuve una infancia feliz pese a la adversidad que se hace carne».
«Padecí la falta de agua potable y energía eléctrica, entre tantas otras carencias. Allá, donde el clima nos castiga con largos periodos de sequias seguido de grandes inundaciones, donde un cambio climático se lleva todo, dejándonos a su paso solo con la fe y la fuerza de comenzar de nuevo, es allí, donde temple mi carácter y la fortaleza que hoy me animan».
DEJAR EL OESTE
«La ciudad capital fue mi destino como estudiante. Con escasos 12 años enfrenté el que considero hasta el día de hoy el peor dolor de mi vida. Me vi obligada y en la necesidad de alejarme de lo que más amaba, mi casa, mis padres, mi hermano, mis amigos, mis costumbres, mis raíces».
«Aquí, donde todo me resultaba desconocido, inicie mis estudios secundarios en el Colegio Gobernador Juan José Silva. Escuela que me dio una segunda casa, con compañeros, profesores, preceptores y ordenanzas que me recibieron y brindaron su apoyo, amistad y afecto».
Finalizando mis estudios secundarios, se me presenta otra gran disyuntiva, Ir a otro lugar por una carrera universitaria? Dejar todo de nuevo? Otro desarraigo? Decidí que esta vez no, me inscribí en la sucursal de la Universidad Católica de Salta, obteniendo el título de abogada. Un sueño tan anhelado, logro personal y de mi familia. Tenía la clara convicción de que no hay sacrificio sin recompensa.
«Tiempo atrás comencé a dar mis primeros pasos laborales entre la capital y el interior. Durante todos estos años milité -desde mi profesión- por los derechos, por la igualdad de oportunidades, por el acceso a la educación, oportunidad de trabajo, la justicia y la libertad de todos los ciudadano formoseños».