El sistema educativo de Formosa se encuentra bajo la lupa tras la grave agresión sufrida por una maestra de la Escuela Primaria N° 445 del barrio Liborsi. El incidente, que involucró a familiares de una alumna y requirió la intervención policial, ha sido el detonante para que el sector docente autoconvocado exponga la creciente «fragilidad» y «desprotección» en la que trabajan los educadores.
La profesora Nilda Patiño, en su rol de Secretaria Gremial de Docentes Autoconvocados Formosa, no solo detalló los hechos, sino que también contextualizó la agresión dentro de un patrón de «ataque a los maestros» que parece replicarse en todo el país, desde Tierra del Fuego hasta la provincia mesopotámica.
El hecho ocurrió al finalizar la jornada escolar, en el momento en que los docentes suelen entregar a los alumnos a sus padres. La maestra agredida, una profesional con años de servicio y autoconvocada, se encontraba cumpliendo con su labor cuando fue abordada por un grupo familiar airado.
«No sé si es efectivamente la abuela. Yo nunca tuve problema con el niño ni con la madre. Para mí fue una sorpresa…», recoge Patiño del testimonio de la docente. La situación escaló rápidamente de una confrontación a una amenaza palpable. «Empieza a gritar y a gritar y a gritar y se venía más y se venía más».
La magnitud de la agresión fue tal que la docente no encontró auxilio en la estructura directiva, sino en las propias madres de sus alumnos, quienes actuaron como un «cordón de protección». Ellas fueron quienes le sugirieron y ayudaron a refugiarse dentro del establecimiento.
«Las propias mamás que estaban dos al lado mío me dice, ‘Seño, entremos a la escuela.’ Y dice, ‘Y entramos a la escuela’, pero entró atrás nuestro y siguió gritando…».
Ante el fracaso de la autoridad escolar para contener el conflicto, la propia maestra, por indicación de otra madre, tuvo que llamar al personal de la Comisaría Sexta. La intervención policial culminó con la evacuación de la docente por un portón secundario, un hecho que la profesora Patiño califica como de extrema gravedad.
«Que la maestra tenga que refugiarse ayudada por las madres a la escuela, que ella misma tenga que llamar a la policía, que la policía actúe y que la saque por otro portón. A mí me parece muy grave, muy grave…»
La denuncia de Patiño se centró con especial énfasis en la «desprotección» y la «inacción» del directivo de la escuela, a quien señaló como cómplice por omisión. Recuperando una máxima de la exdirectora Florinda Sena de Bonet, Patiño sentenció: «Cuando la policía tiene que entrar a tu escuela, quiere decir que como director fracasaste.»
La labor de la dirección, en este tipo de situaciones, debe ser la de mediar y restaurar el orden, algo que, según la vocera gremial, no solo no ocurrió, sino que se atribuyó a una animosidad personal.
«Que no haya una acción, una actitud del director de frenar a esos padres, calmarlos, porque yo no digo, no sé por qué están enojados, pero no es la forma de actuar, no en la escuela, no delante de los niños.»
La maestra agredida, al ser una figura activa en el gremio autoconvocado y crítica del sistema, parece haber sido deliberadamente desamparada por la conducción escolar, que incluso la habría instado a afiliarse a otros gremios. Patiño se hizo «cargo» de su acusación contra el directivo:
«Yo creo que el director en este momento está regodeándose y riéndose y me hago cargo de lo que digo. Es una persona muy mala, muy mala persona porque yo insisto, o sea, ante esa situación es lo que le enseñamos a los alumnos. Y vos ves dos que se están peleando, te metés, tratás de calmar, tenés que mediar en esa situación y mucho más de la responsabilidad que él tiene como directivo.»
Este comportamiento, además de lamentable, se suma a la hipótesis de que la agresión podría estar promovida desde dentro, con el objetivo de forzar la renuncia de la docente.
«Me parece que la idea es promovida desde algunos sectores ahí de la conducción de la escuela que hace tiempo quieren que esta maestra renuncie, es una maestra antigua. Y ella dice, ‘Yo no voy a renunciar.’ A mí no me van a correr’ Y me parece muy bien.»
Ante la gravedad del suceso, la prioridad del gremio es garantizar la «integridad» física y laboral de la maestra, una trabajadora que se «mueve en moto» y tiene «doble turno para sobrevivir», como la mayoría de la docencia formoseña.
La primera acción ha sido advertir a la docente que «no va a volver de ninguna manera» a la escuela hasta que no se le ofrezcan garantías concretas de seguridad por parte del Ministerio.
«Ella no se tiene que ir hasta que no esté garantizada su integridad. No, no puede, no puede irse y el ministerio tendrá que tomar las medidas…»
La estrategia legal, coordinada con el abogado, incluye no solo exigir al Ministerio la comunicación de las medidas garantizadas, sino también verificar la actuación de la Comisaría Sexta. Es crucial determinar si el hecho se registró formalmente como «denuncia» o si se minimizó a una «simple exposición», lo cual impactaría en la prosecución judicial.
«Queremos hacer la actuación administrativa, pero también queremos hacer la denuncia en sede judicial si es que la de la policía no llega a la justicia». (Fuente: diario Formosa Express)
