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En los últimos tiempos, las estafas digitales han cobrado una alarmante vigencia en todo el país. Día a día surgen nuevas modalidades de engaños cibernéticos que afectan tanto a usuarios desprevenidos como a quienes creen tener un manejo aceptable de la tecnología. Frente a este escenario, distintas instituciones vienen advirtiendo la importancia de mantenerse alerta, informarse e instruirse para no caer en estas maniobras delictivas.
Uno de los pilares fundamentales para evitar ser víctima de una estafa es la duda. Al recibir un mensaje sospechoso, un pedido de código, una oferta extraordinaria o una llamada fuera de lo común, el primer paso debe ser detenerse, respirar y analizar cuidadosamente la situación. “Nunca hay que avanzar sin antes verificar por otros medios”, sostiene Ariel Aburto, especialista en análisis forense digital. “Si alguien te llama y dice que te llegó un código por error y te pide que se lo reenvíes, desconfiá. Podés perder el acceso a tus cuentas en segundos”.
En esta línea, Aburto remarca que una estafa digital muchas veces se inicia a través de canales simples y gratuitos como un mensaje de texto, un correo electrónico o una llamada telefónica. “El ciberdelito tiene una ventaja: es anónimo y económico. Por eso, cualquier mensaje sin destinatario claro, que solicite dinero o datos personales, ya debería encender una alarma”, advierte.
Adultos mayores: el blanco más vulnerable
Aunque cualquier persona puede ser víctima, las estafas suelen apuntar principalmente a los adultos mayores. Por eso, desde el entorno familiar es clave promover el diálogo intergeneracional. “Los jóvenes, que están más familiarizados con las redes y las nuevas plataformas, deben bajar esa información a los padres y abuelos. Todos tenemos que ser agentes multiplicadores para prevenir estos delitos”, señala Aburto.
Una falsa sensación de seguridad se generó en torno a los perfiles con tilde verde, especialmente en WhatsApp o redes sociales. “Ese ícono puede ser engañoso. Hay plataformas que permiten comprar la verificación, por lo tanto, no siempre garantiza que se trate de una cuenta oficial. La mejor práctica es siempre verificar a través de los canales oficiales”, explica el especialista.
Asimismo, remarca que muchas estafas juegan con la tentación de las supuestas ofertas de bancos, compañías de telefonía o comercios. “Estas entidades rara vez hacen promociones de ese tipo sin aviso previo. Por eso, antes de dar clic o compartir datos, es indispensable chequear directamente con la empresa si esa promoción existe realmente”.
Educación y prevención
Desde el ámbito estatal y judicial, se trabaja activamente para brindar charlas, capacitaciones y espacios de consulta a la comunidad. “Siempre recomendamos que, quienes hayan sido víctimas o conozcan estos engaños, transmitan su experiencia a otros. Cuanto más se hable del tema, más difícil será para los estafadores lograr su cometido”, indica Aburto.
El mundo digital cambia constantemente, y con él, las formas de delinquir. “Esto es una historia sin fin. Por eso, hay que estar siempre un paso adelante”, sostiene el experto.
Frente a una estafa consumada, la reacción rápida puede marcar la diferencia. “Si la víctima actúa de inmediato, es posible congelar fondos y rastrear movimientos. Pero el tiempo es clave: cuanto antes se haga la denuncia, más chances hay de evitar daños mayores”, afirma Aburto.
En cuanto al rastreo de los delincuentes, no es tarea imposible. Si bien el anonimato digital presenta dificultades, las herramientas forenses permiten reconstruir huellas y llegar a los responsables. “Las investigaciones llevan tiempo y requieren trabajo conjunto con empresas, bancos y plataformas, pero los resultados llegan”.
Sobre las penas, el Código Penal argentino contempla cada tipo de delito. “Dependiendo de cómo se tipifique el caso —estafa, suplantación de identidad, fraude informático— se aplican sanciones específicas. Pero lo más importante es prevenir”, concluye.