En una de las regiones más biodiversas y, al mismo tiempo, más amenazadas por el avance de la frontera agropecuaria; organizaciones sociales, gobiernos locales y productores impulsan estrategias colectivas para enfrentar uno de los desafíos más graves de nuestra era: la degradación ambiental y la pérdida de suelos fértiles.
Con el impulso del proyecto Impacto Verde, la red de actores que integra Redes Chaco avanza en una agenda de transformación productiva basada en la regeneración, la organización colectiva y la innovación territorial. Hoy, esa apuesta se vuelve más urgente que nunca.

¿Por qué es importante hablar de desertificación y sequía en nuestra región?
“La desertificación y la sequía son, tal vez, las mayores limitantes que enfrentamos para cualquier cadena de valor en el Chaco”, afirma Mercedes Borrás, especialista en ganadería y cadena forestal de Fundación Gran Chaco. Se trata de condiciones propias del ecosistema chaqueño, pero que se ven agravadas por modelos productivos intensivos, desmontes descontrolados y falta de planificación de largo plazo.
Comprenderlas como una problemática estructural es fundamental para diseñar estrategias de adaptación y resiliencia. Desde Redes Chaco, este enfoque se convierte en acción concreta: articulación institucional, planificación territorial y transferencia de soluciones tecnológicas para el arraigo y la sostenibilidad.


La relación entre desertificación y producción no es teórica, se observa todos los días. “El desmonte en el Chaco es una de las principales causas de desertización”, explica Agustín Noriega, presidente de Fundación Gran Chaco y coordinador técnico en el proyecto Impacto Verde. “A eso se suma la pérdida de fertilidad de los campos, los incendios de pasturas implantadas y la erosión eólica, que deja los suelos completamente expuestos”, amplió Noriega.
Durante décadas, los modelos ganaderos basados en el desmonte masivo ofrecieron resultados rápidos, pero generaron degradación, pérdida de biodiversidad y crisis hídricas. En paralelo, los pequeños productores también enfrentan limitaciones: falta de infraestructura, sobrepastoreo y agotamiento del suelo en zonas cercanas a aguadas o corrales.
El desafío actual no es sólo técnico, es político. Se trata de reorganizar el sistema productivo del Gran Chaco, incorporando criterios de regeneración, acceso al agua, sostenibilidad y participación de las comunidades.

Red Nueva de Ganadería: una herramienta contra la desertificación
Frente a este panorama, nace la Red Nueva de Ganadería Chaqueña, explica Agustin Noriega. Un espacio que articula a productores, técnicos, universidades y organizaciones como Redes Chaco, TNC, Fundación Gran Chaco, ACDI, Solidaridad, RegenoA, UNJu, UNSa y Fundapaz, entre muchas otras.
La Red impulsa una plataforma técnica para el diseño de soluciones regenerativas. Su objetivo es acompañar a los productores ganaderos de los tres países que integran el Chaco (Argentina, Paraguay y Bolivia) en la transición hacia prácticas sostenibles. No se trata solo de tecnología, sino de una apuesta por el conocimiento compartido y la organización desde el territorio.
“La red es un espacio donde se intercambian experiencias, se identifican fragilidades del sistema actual y se construyen nuevas respuestas colectivas”, resume Borrás. Con 35 millones de hectáreas comprometidas en la actividad ganadera chaqueña, lo que se juegue en este espacio será decisivo para el futuro ambiental y productivo de la región.


Acción climática para el futuro común
Resolver el acceso al agua, promover la ganadería regenerativa, frenar el desmonte y planificar el uso del territorio con base en datos y saberes locales son prioridades para Impacto Verde. Para lograrlo, el proyecto impulsa una agenda con gobiernos, cooperación internacional, productores pequeños y grandes, que permita pasar del diseño a la implementación concreta.
El compromiso de la comunidad regional es vital. La lucha contra la desertificación no es solo ambiental, es una disputa por el presente y el futuro de las comunidades, por la soberanía productiva y por el equilibrio ecológico de uno de los ecosistemas más amenazados del planeta.