El formoseño, que continúa sus estudios -Negocios Internacionales y Economía- en Universidad de Valdosta State del país del norte, se envolvió orgullo con la bandera argentina antes de recibir el preciado trofeo que ocupará un espacio destacado en sus vitrinas.
Dedicado al tenis, desde muy pequeño, enfrentó todos los desafíos para desarrollar su pasión. Las distancias siempre fue un impedimento a superar. Clorinda «está lejos de Buenos Aires» y los profesores top del deporte blanco «enseñan allá».
Entonces, su alternativa de Boruck Skierker era cruzar la frontera varias veces a la semana y llegar hasta Asunción para recibir clases en Paraguay. Quienes conocen su historia cuentan que «al finalizar las clases de la secundaria, lo pasaba a buscar su padre para ir a entrenar» al vecino país.
Recorrió, siendo adolescente, varios países de Europa y Latinoamérica buscando un lugar en el ranking, «pero la llegada de la pandemia puso todo en pausa. A Boruck también le afectó mucho en lo deportivo. Discontinúo sus entrenamientos. Allí decidió poner foco en sus estudios y decidió radicarse en Estados Unidos, donde representa su universidad en torneos nacionales. Hoy llegó el premio a la constancia».
