«La vida me dio otra oportunidad»

Carlos Cantón cumple mañana 61 años. Hoy nos cuenta su testimonio de vida ligada al cigarrillo, el cáncer, nueve tumores y la recuperación. La familia, los amigos, la militancia, la medicina. (...y nosotros nos preocupamos cuando hay poca señal de wi fi).)

En el mes de agosto del 2019 mi vida cambió. Comencé a sentir molestias en la pierna derecha, por lo que me sometí a varios estudios con distintos médicos: los resultados no eran para nada alentadores, por lo que decidimos viajar, junto a mis hijas y mis yernos inmediatamente a Buenos Aires.


Allí fui atendido en el Instituto Alexander Fleming, donde me revelaron un cuadro muy complejo, me encontraba transitando un cáncer en el pulmón (3 tumores), con metástasis en el cerebro (un tumor) y en el mediastino (5 tumores).

Carlos, con su hijas. El sostén familiar.

La decisión de los médicos fue actuar de inmediato y desde el primer día de mi llegada quedé internado; la cirugía no tardó en llegar y en cuatro días ya me encontraba en el quirófano.


Gracias a la calidad médica todo fue un éxito y lograron extirpar el tumor que tenía en el sistema nervioso central. El tratamiento siguió con 10 sesiones de rayos en la cabeza y al finalizar, arranqué con sesiones de quimioterapia e inmunoterapia.

Luego de la primer sesión y de haber estado tres meses en Buenos aires, pudimos volver a mi provincia, continuando el tratamiento de manera ambulatoria viajando cada 21 días a Bs As para las sesiones. Durante mi estadía en la ciudad, estando internado en el instituto o en el domicilio, la visita de amigos de todo el país fueron cotidianas, alentándome a no bajar los brazos.

La sonrisa y buena onda, siempre presente.


En marzo del 2020, con el inicio de la pandemia los viajes a Buenos Aires se vieron frustrados, pero la lucha no terminó ahí, seguí mi tratamiento en el Hospital de Alta Complejidad, por lo que tuve que mudarme de mi querida Laguna Blanca y venir a vivir a la capital.


El camino nunca fue fácil, dejar atrás a los amigos, las juntadas, los viajes frecuentes en mi vida dejaron de ser posibles ya que, además, las secuelas del tumor en el cerebro no me permitieron volver a manejar.

Como todos saben, conducir era mi pasión al igual que la política, por eso quiero detenerme y contar una anécdota. Estando internado en el Fleming, después de sólo unos días de la cirugía del cerebro, rogué a los médicos que me dejen viajar a Laguna Blanca para votar, quería cumplir con mi deber ciudadano.

Cumpliendo con su deber ciudadano, mientras la trataba los tumores cancerígenos.


Insistían en que era riesgoso y yo les contesté: “si no viajo hay más riesgos de que me muera”. Así que no les quedó de otra que darme permiso para viajar y emprendimos hacia la provincia haciendo 1350km.

Hasta el día de hoy ni la enfermedad, ni nada me detuvo para seguir militando, en las calles, en los barrios, armando pasacalles, repartiendo boletas, cocinando para el equipo, donde me necesiten voy a estar, para seguir la lucha, para tener una Argentina mejor, esa es mi esperanza.

«Durante 40 años fumé un paquete de cigarrillos por día. Abandoné el vicio el día que me enteré que tenía cáncer”


Con el transcurso del tiempo, como consecuencia de la quimioterapia fueron apareciendo nuevos cuadros clínicos. Hoy me encuentro en tratamiento con médicos oncólogos, endocrinólogos, psiquiatras, kinesiólogos, licenciados en educación física y cardiólogos, y si bien ninguno de los problemas revisten de gravedad, están presentes.

Carlos Cantón, en campaña electoral.


Día a día voy superando los obstáculos que se me presentan en la vida y todo es posible gracias Dios por sobre todas las cosas, la familia, la medicina tradicional y natural, los amigos y las oraciones.


Todo el amor que coseché en el andar de mi vida hoy se ve reflejado en el acompañamiento incondicional que recibo para atravesar esta situación. Gracias a todo esto, hoy puedo decir que me estoy curando: en el último control que tuve en el mes de enero en el Fleming, los médicos sorprendidos vieron la reducción e inactividad de los tumores, por lo que tomaron la decisión de suspender la quimioterapia e inmunoterapia, por supuesto con mucha responsabilidad de seguir los controles cada tres meses, pero con la esperanza de que irán finalmente desapareciendo.

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