Campeón del mundo saludo a Formosa y prometió comprarle una casa a su mamá

Boxeo: Fernando Martínez se consagró campeón mundial supermosca. Le ganó al filipino Jerwin Ancajas, que mantuvo su corona durante 7 años. Tiene familiares y amigos en Lote 4.

La noche del sábado, Fernando Martínez -hijo de Abel Martínez- se consagró campeón mundial de boxeo en Las Vegas (EEUU) al derrotar al filipino Jerwin Ancajas a quien le dio una lección de boxeo propinándole una terrible paliza.

Martinez es un ganador. Luego de finalizar el combate se expresó en los medios especializados enviando un saludo a los formoseños y agregó que con los dólares ganados en la bolsa le comprará una casa a la madre.

El Puma Martínez salió del rincón más oscuro: superó las adicciones y ahora es dueño del cinturón supermosca de la FIB tras ganarle al filipino Jerwin Ancajas en Estados Unidos.

A los 30 años, Fernando Martínez tiene el itinerario a la gloria dibujado en su rostro. Y no es para menos: se enfrentó al filipino Jerwin Ancajas, quien ahora es el ex campeón mundial supermosca de la Federación Internacional de Boxeo, en Estados Unidos. Se preparó sobre el ring del gimnasio del Club Renunciamiento de Dock Sud, y ahora es campeón mundial.

Entrenado y manejado a la vieja usanza por el profesor Rodrigo Calabrese, el ‘Puma’ Martínez es una de las joyas del boxeo argentino con destino de grandeza. Las expectativas que porta desde el mismo día que, con 14 años, debutó como amateur en el tradicional gimnasio Unidos de Pompeya y comenzó a acumular triunfos, no le pesan cada vez que sube al ring.

Con hambre de gloria y condiciones llevó al ring su récord invicto de 13 triunfos (8 KO), el ex olímpico en Río 2016 confrontó a su rival que llevaba ya siete años como campeón y varios nombres de fuste entre sus vencidos.

Martínez fue el primer argentino en pelear por una corona mundial en 2022. Confiado en su experiencia y en su boxeo dio el batacazo.

Fernando Martínez es el hijo de Silvia y Abel, que falleció hace unos años y lo extraña horrores, es el séptimo de 12 hermanos que se criaron en un conventillo de la calle Olavarría, es el hincha fanático de Boca, es el joven vulnerable y soñador que le encontró sentido a la vida boxeando.

¿Es verdad que estuviste a punto de largar el boxeo? Le preguntó el diario La Nación: –Sí, estuve mal, lo eché a perder todo cuando falleció mi viejo. Me metí en el alcohol y arranqué a rodearme con la gente equivocada. Estuve varios meses perdido, no quería saber nada con el boxeo. Mi vieja y Rodrigo hicieron lo imposible para sacarme de ese ambiente. Y de a poco se fue acomodando todo. En el 2015 volví a la selección, gané el Preolímpico y fui a Río 2016. Hoy estoy como siempre lo quiso él.

“Antes que muera su papá me dijo que lo cuide y lo haga campeón del mundo”, acota el entrenador Rodrigo Calabrese, su formador y consejero.

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