Quién es Iñaki Gutiérrez, el influencer político que se codea con Macri, Bullrich y Milei

Iñaki Gutiérrez no solo suele reunirse con Javier Milei, al que considera “un gran amigo”, sino que también tiene comunicación directa con Mauricio Macri y Patricia Bullrich, con quienes ya compartió varios encuentros. Uno podría preguntarse por qué este joven atrae a algunos de los principales dirigentes políticos de la oposición. La respuesta, según él, es simple: por su juventud y su gran influencia y conocimiento sobre la nueva generación de votantes.

Con 20 años, Gutiérrez es aún más joven que la legisladora porteña del Frente de Todos Ofelia Fernández, de 21. Y aunque, a diferencia de ella, aún no tiene un puesto político ni milita para un partido en particular, ya se perfila como un referente político entre la juventud “anti kirchnerista”. Vecino del barrio de Colegiales, estudia Derecho (UBA) y Economía (UB) y tiene más de 120 mil seguidores en Twitter. En esta red social, comparte opiniones políticas, memes y noticias.

Hoy se sorprende de su propia fama y afirma que se puede evidenciar un gran giro hacia la derecha entre el sector más joven del padrón electoral. Este fenómeno, asegura, cruza todas los sectores económicos y ha comenzado a bombardear algunos de los principales bastiones peronistas.

Iñaki Gutiérrez en el bunker con Milei, después de que se dieran a conocer los resultados de las PASO

-¿Cuándo y por qué te empezó a interesar la política?

Me interesa desde que tengo 14, cuando empecé a ver el programa de Lanata [Periodismo para Todos] con mi viejo. Me gustaba que desenmascarara la corrupción. Ahí me empezó a gustar el periodismo, empecé a investigar y a leer muchas noticias. A los 16 ya sabía los nombres de todos los ministros, que no era algo normal para la edad.

También hubo mucha influencia familiar. Mi viejo siempre recibió tres diarios: La Nación, Clarín y Página 12. Ahora yo también leo los tres. Me gusta el formato papel, comparar títulos, formatos. En casa siempre se vivió con mucha libertad de opinar, de preguntar, de expresar. En muchas cosas no estoy de acuerdo con mis viejos, por eso hay mucha discusión política, pero siempre con respeto. Mi vieja, por ejemplo, es más dialoguista, dice que el país se construye entre todos. Para mi, no hay que ser tibio. Hay que ir para adelante, pero sin perdonar al kirchnerismo.

-¿Cómo te volviste una figura pública?

-El día después de que Alberto ganó la elección presidencial, hice un video que era una suerte de resumen de lo que había significado la elección de la oposición. Decía que no había que bajar los brazos, que el 41% de la gente votó que el kirchnerismo no volviera, y que eso era un montón. El video lo subí a mi Instagram. En ese momento solo me seguían mis amigos. Y una cuenta de Twitter muy conocida me robó el video y lo compartió. Ahí empezó a tener mucha repercusión, tuvo como 600 mil visualizaciones y 20 mil Me Gusta. Para haber sido un video tan espontáneo, pegó muy bien.

Yo tenía Twitter, pero no twitteaba; lo usaba solo para leer lo que escribían los presidentes. Después del video, tuve que empezar a acomodarme. Había un gobierno que recién empezaba, no se le podía exigir nada todavía, ni de pobreza ni de inflación. Pero en seguida vino la pandemia y eso me dio material para trabajar a lo loco. Mucha gente frustrada, mucha que se quedó sin trabajo, empezó a seguirme y a apoyarme. Hoy me parece irreal la cantidad de seguidores que tengo. No lo puedo creer.

-Te hiciste conocido en algunos medios de comunicación como el influencer que llamó a romper la cuarentena en junio. ¿Fue realmente así?

-No, no era romper la cuarentena. Yo convoqué a marchar al aire libre para que se liberaran las trabas al trabajo. Después de dos meses y medio del confinamiento, había empezado a recibir por las redes muchos reclamos de personas con trabajos no formales que no podían sacar permisos de circulación porque la app [Mi Argentina] les pedía un recibo de sueldo. En la manifestación que hicimos, le pedimos al Gobierno que empezara a pensar protocolos serios para reactivar la economía. El cierre total de la actividad era imposible de bancar. Hoy, a las pruebas me remito. Era imposible detener la economía durante dos meses y pretender que la gente siga comiendo con un bono de 10.000 pesos.

A la manifestación fui con permiso de circulación y en bicicleta, para no usar el transporte público; me manejé como había que manejarse en ese momento, pero un chico de La Cámpora me hizo una denuncia por incumplimiento de las medidas dispuestas por el poder ejecutivo y al día siguiente me vino a buscar la policía a mi casa. Al final no pasó nada. Pero después de tantos meses me vengo a enterar que a los 20 días de que me denunciaran, el presidente estaba festejando el cumpleaños de Fabiola con amigos y sin barbijo. Es indignante.

-¿Cómo definirías tu postura política?

-Creo en el liberalismo económico, en el capitalismo y en la libertad de las personas, siempre y cuando no moleste a un tercero. Pero no soy libertario, sino de derecha, porque yo sí creo en la idea de un estado presente. También creo en el matrimonio, en el casamiento entre entre personas del mismo sexo, en la adopción homoparental.

-¿Cómo es tu relación con Macri y Milei?

-Mauricio me contactó en febrero del 2020 felicitándome por el trabajo que venía haciendo. Y él me convocó a una reunión con Patricia Bullrich. Y me dice: “Ella va a asumir la presidencia del PRO. Te necesito a vos trabajando con ella”. Yo le dije que sí, que por supuesto. Milei es un gran amigo mío. Comparto ampliamente su discurso y lo estoy ayudando con la campaña.

-¿Los dos partidos buscan llevarte para su lado?

-Te juro que no. Festejo que tanto con Milei como con Macri y Patricia tengo una relación muy humana. En esta elección, me fui con Milei. En las presidenciales, seguramente voy a ir con Juntos por el Cambio.

-¿Por qué pensás que a estos políticos les interesa tu perfil?

-Hay dos cuestiones: la primera es la juventud. La necesidad del voto joven está siempre latente, y a veces un joven te puede ayudar a entender qué piensan y qué quieren los jóvenes. Y en segundo lugar, está el hecho de que los jóvenes políticos siempre fueron de izquierda. Y creo que hoy ellos valoran mucho que haya jóvenes de derecha.

-Se habla bastante de un giro hacia la derecha entre la juventud, ¿vos lo percibís?

-Completamente. Veo que muchos jóvenes de escasos recursos se dan cuenta de que los planes sociales son una joda, de que es mejor aspirar a un trabajo genuino, a mejorar. Es una batalla cultural que se viene dando hace años en el país y por fin empezó a dar sus frutos. Fui a la Villa 31 el día de la elección para ser fiscal general y la cantidad de gente que se acercó a saludarme de buenísima manera fue impresionante. Para mí, esa generalidad de que los pobres son de izquierda se está volteando. Las personas de menores recursos son las que más sufren y sufrieron de las políticas que van en contra del trabajo.

Creo que las redes sociales ayudan mucho a este fenómeno. Hoy, cualquier joven puede ver en internet que en los países que tienen ideologías comunistas o de izquierda, la gente lo pasa mal. Se vio, por ejemplo, con el estallido social en Cuba. Fue la primera vez que se pudo ver en las redes videos de cubanos siendo reprimidos, sufriendo, difundiendo sus vivencias, su falta de libertad.

-Me imagino que recibís muchos comentarios de tus seguidores vía web y en la calle, ¿Hay mensajes que te sorprenden?

-Si. En las redes, me llegan comentarios de chicos que están interesados en aprender sobre economía, en leer a autores liberales de la escuela austriaca, de la escuela de Chicago. También veo gente que dejó de creer en el verso de la falsa justicia social, que en verdad no es más que nivelar para abajo.

Hoy los jóvenes están muy politizados. Ya no solo hay militancia juvenil en los centros de estudiantes de las universidades, también hay mucha militancia cibernética, en blogs, YouTube, Twitter, Twitch, podcasts de Spotify. Hoy todos los pibes de 16 a 18 tienen una mínima noción de lo que está pasando porque ven las redes. Creo que la discusión política juvenil está en niveles más altos que en la presidencia de Alfonsín y Perón. Todo el mundo habla de política, en todo lugar.

-¿Vos crees que la derecha necesita caras más jóvenes? ¿Por qué?

-Yo creo que todos los espacios necesitan caras más jóvenes: la izquierda, la derecha y el centro. El hecho de que las personas se metan en política a los 40 y empiecen a tener un rol predominante a los 60 hace que los jóvenes nunca sean escuchados. Yo hoy en día no lucho por el país que le dejo a mis hijos, sino por el país que quiero vivir yo. Esta entrevista hace 20 años hubiera sido imposible.

-Me imagino que también tenés haters. ¿Qué te dicen?

-Si, haters hay bastante. Siempre hay. Cuando te metés en esto, sabés que casi la mitad del país te va a odiar. Estamos en un país super agrietado. Pero bueno, justamente lo que te hace seguir adelante es el hecho de que el movimiento está lleno de jóvenes, lo que te hace pensar que por lo menos la gente de tu edad está con vos. Eso es super importante. Los haters no me afectan para nada porque generalmente critican mi físico, que estoy gordo, que tengo el pelo rubio y largo como una señora. No hay una critica al mensaje, a mi discurso, sino hacia mí, y eso es una falacia ad hominem: criticar a una persona no por su argumento sino por lo que es como persona. Está mal. Y bueno…tampoco le podés caer bien a todo el mundo.

-¿La edad es un impedimento para hacerte respetar con opiniones políticas?

-Ya no, pero al principio un poco sí. Siempre hay un grupo de personas que te mira con ternura por la edad. Eso para mí no está bueno. Yo creo que si te tomas el tiempo de interiorizarte con los temas, podes dar una opinión formada y crítica, sin importar la edad que tengas.

-Veo que en Twitter criticás mucho al kirchnerismo por las causas de corrupción que van acumulando algunos de sus funcionarios. ¿Hay alguna causa que te indigne en particular?

-Si. Es muy curioso. Las que más me indignan son las más difíciles de explicar. Toda la cuestión de la adjudicación de obra pública a Báez Construcciones y empresas fantasmas, por ejemplo. Lo que más me indigna no es la corrupción en sí, sino todo el sistema perfectamente aceitado que tienen para hacerlo. Me molesta que se enfoquen más en robar que en gobernar.

-¿Te ves como candidato? ¿A eso aspirás?

-Todavía no. Considero que no estoy preparado, no me siento capacitado para el Estado. Sería apresurado, precoz. Tengo 20 años, quiero disfrutar con mis amigos, divertirme. Por ahora, lo que hago ya me parece bastante. Estoy enfocado en la facultad. Además de estudiar, tengo dos trabajos: uno en una radio y otro en la parte contable de una empresa. No paro, pero me encanta. Me encanta no tener tiempo. Se ve que todavía no me pegó la edad -se ríe-. La gente me puso hoy donde yo estoy. Y creo que siempre me van a poner en donde me crean necesario. Si algún día es en un escaño, estaré en un escaño. A mí me encantaría en un futuro servir a la Argentina. (Fuente diario La Nación)

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