QEPD profesor. Gracias por todo, en el nombre del deporte y los formoseños

Imprevistamente, el DT que llegó desde Santa Fe para afincarse para siempre con su familia, falleció esta noche. Desde hace varios días estaba internado luego de sufrir un accidente cerebro vascular.

Oscar Scarafia, fue director técnico de basquetbol. Comenzó su trabajo en el Club Estudiantes «dónde empezaron a competir, a participar de los eventos regionales en todas las categorías». Tenía 60 años.

El primer triunfo cómo campeón del PRONEA, «gracias a su permanente sacrificio y de los directivos del club Estudiantes, se gestó lo que ahora es la Unión de Formosa».

Llegó a la provincia para trabajar como docente en el Instituto de Educación Física de Formosa, por gestiones de la familia Sabaj.

Se desempeño como técnico de todas las categorías de las selecciones formoseñas. «Un gran hombre, un apasionado del deporte. Le dió todo su tiempo al básquet. Lástima que no llegó a ver su sueño: que el Club Estudiantes se convierta en un gran estadio» contaron desde la entidad deportiva.

 

«Tenía acordado para ser el técnico del Club Sarmiento en el Torneo Federal, estaba muy contento con el desafío» contaron dirigentes de los «tanineros»

ASÍ LO RECUERDAN EN LAS REDES

En su Documento Nacional de Identidad, en el espacio reservado para “lugar de nacimiento”, se podía leer “Moisés Ville”, una localidad del departamento de San Cristóbal en la provincia de Santa Fe.
Pero un día, hace más de 40 años, los caminos de la vida lo dejaron bien al costado norte de la Patria: Formosa iba a ser su nuevo destino, tierra para la que, sin que le quede ninguna duda a nadie, ¡LO DIO TODO!
Ese fue Oscar Scarafía. ¡Qué cuarenta y pico de años que dejó en la tierra que decidido adoptar como suya! En lo que tiene que ver con su PASIÓN –así con mayúsculas-, el básquet, Oscar enseñó como muy pocos.
Desde su tarea como entrenador con los chicos, cuando le tocó estar en el nivel más alto del profesionalismo y también, desde un lugar que no es el más habitual para quienes apuntan tan alto como siempre apuntó Oscar: la docencia.
Fue realmente MAESTRO –también mayúsculas- para cada uno de sus alumnos que aprendieron “Basquet” en el Profesorado de Educación Física y también lo fue para cada uno de los chicos que tuvo a su cargo en una cancha con los seleccionados de Formosa. Esa enorme virtud suya de saber transmitir conocimientos también dejó su marca en SU Club Estudiantes y con la joya que le permitió hacer realidad el enorme sueño que lo desveló por año, poner a Formosa en el lugar más alto del básquet argentino.
Estuvo muy cerca con Estudiantes y lo concretó en mayo de 2005 cuando La Unión de Formosa llegó a la elite del básquet argentino.
A Oscar le saltaba fácil la lágrima últimamente. También su humildad. También la sonrisa. Bueno, esto en realidad lo acompañó siempre. Era un competidor –hablando de lo deportivo-, con el permiso de la palabra, “despiadado”.
Y siempre estuvo bien que sea así, porque tenía una meta fija entre sus ojos: la excelencia. Pero la mejor de esta parte era que Oscar era capaz de sentarse horas y horas con quien fuere, cuando el tema de charla que salía tenía que ver con una pelota naranja. Y ahí, no le interesaba nada, no le inquietaba nada “regalar” las mil y una recetas basquetboleras que fue sumando con sus años de trabajo.
La emoción le ganaba enseguida en estos años y es algo bastante lógico cuando uno va apagando y apagando velitas. Pero quizás en un tipo como Oscar, totalmente alejado del vedetismo que muchas veces se ve en el terreno del deporte, sea absolutamente natural. Cuando escuchaba aplausos hacia él, como que sus ojos querían pedir permiso para esconderse o algo así. Levantaba sus cejas como para taparlos y, siempre, pero siempre, su sonrisa estaba ahí.
A muchas personas les gusta usar el “maestro” como calificativo así al pasar, cuando se dirigen a otra de manera informal. Oscar lo era. Fue, con todas las letras y -de nuevo- en mayúsculas, un MAESTRO, un maestro de verdad.

Y aquello de sus ojos que se querían esconder cuando “las luces lo alumbraban” siempre desnudaron otro rasgo de Oscar, el mejor de todos: ser BUEN TIPO. Ese era Oscar Scarafía. De Moisés Ville a Formosa, para la eternidad.

 

Gracias Oscar, gracias MAESTRO.

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