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“Visité frecuentemente los asentamientos más precarios de la ciudad, donde las necesidades elementales dominan la escena diaria, y la ausencia del Estado no para de acentuarse”, describió el legislador opositor.
“En el 110, 111 y Lisbel Rivira, los vándalos se mueven como si transitaran una zona liberada, con el vecindario totalmente a merced del deseo de la delincuencia”, dijo.
“En varias paredes de los módulos habitacionales se observan orificios de disparos con armas de fuego, generados por las patotas, donde la falopa y el alcohol están a la orden del día, y sobre, todo, de sus actividades delictuales”, aseguró.
“La Policía tiene mucho miedo de entrar a estos lugares, por eso vuelvo a insistir con la extrema necesidad de habilitar una delegación de la Policía provincial”, reafirmó.
“Le pido a la Policía que la misma actitud que tuvo con las mujeres y los periodistas en el viernes negro, que tenga con los vándalos en estos barrios que han crecido mucho, y tienen grandes problemas en infraestructura: llueve y se inundan, y se suspende el servicio de pasajeros”, repasó. “Una Policía blanda y temerosa permite este tipo de cosas”, advirtió Olivera.
“Son asentamientos que han crecido mucho en los últimos tiempos, mientras el Estado reacciona con una ausencia terrible. La delincuencia está integrada por gente cada vez más joven, y no para de crecer, con lo cual uno tiene una idea concreta del futuro inmediato de esta parte de la ciudad”, redondeó.
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