Escuelas de diversos niveles educativos de la capital cumplieron en la primera quincena de este mes de marzo, las inscripciones a alumnos como todos los años, con la particularidad del escenario pandémico que ha modificado algunas cosas.
Algo que sí se modificó, al menos semánticamente, fue el cobro de inscripciones en las instituciones educativas. Desde el Ministerio de Educación desde hace tiempo, se insiste que tales aportes no son obligatorios, y ante un escenario social no muy amigable, por la recesión económica, inflación, restricciones sanitarias, entre otras cosas, la inscripción o pago de matrícula como tal, dejó de existir.
Sin embargo, las necesidades “operativas” de las instituciones no han desaparecido, al contrario, en algunos casos se han multiplicado. Por ello es que abordaron a los padres de los alumnos con la invitación a un “aporte voluntario”, que en muchas escuelas fue expresamente flexible, dado que el monto rondó los mil pesos por alumno, pero si los padres sólo podían aportar la mitad de ese dinero o menos, no había ningún inconveniente.
Desde ese punto de vista, más comprensivo teniendo en cuenta la economía familiar y que mayormente las actividades escolares están dándose de manera virtual hasta el momento, hizo que los padres no levantaran la voz en contra del aporte.
Uno de los grandes cuestionamientos de la mayoría de los padres, es que las autoridades escolares raramente exhiben facturas o tickets del destino de los fondos que recibe la institución escolar en este concepto. “Si tienen gastos operativos en la escuela, que seguramente los hay, los directores deberían mostrar en qué gastan el dinero aportado por los padres, al menos como un gesto de respeto hacia quienes hicieron el aporte” consideró un padre en nuestras redes sociales.
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