El Pucú, el torrentoso riacho que hoy está golpeado por la sequía

Recorre serpenteante el sur de la ciudad capital y va demarcando un sinuoso andar que trae los recuerdos de los primeros días de esta tierra.

Nace en las mismas entrañas de nuestra provincia y llega hasta la desembocadura en la laguna Oca, serpenteando chacras, huertas, pequeños emprendimientos… 

Algunas veces nos juega una mala pasada y otras veces se achica tanto, como ahora, que parece un pequeño arroyo de montaña…

Dejame soñar un poco y decir que este riacho largo trae esperanza, trae agua, da frutos y en sus orillas pequeños mitaices juegan con la ilusión de estar cerca del mar…

También en su desembocadura nació una leyenda, de aquella novia que se perdió, en una noche de tormenta…

Estoy hablando del riacho El Pucú, que en este 2020, está tan pequeño que se parece un arroyo…

El paisaje que va descubriendo sus orillas siempre fue una invitación a la historia profunda, al entusiasmo que marcaron los primeros pobladores que surcaron sus cauces forjando los primeros pasos de la provincia.

Enclave de la naturaleza formoseña, pese a la fuerza de la sequía y el efecto de la Niña, privó de mucha agua al recorrido de este riacho que conoce de curvas y contracurvas por el monte, por el campo, la llanura que como manta cubre el territorio.

 

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