Jorge Luis Borges y su influencia a 121 años de su nacimiento

Nacido en casa de sus abuelos en Buenos Aires, Borges ya leía y escribía desde los cuatro años de edad, leyendo la biblioteca de su padre tanto en español como en inglés.

Este 24 de agosto se cumplen 121 años del natalicio de uno de los escritores más importantes de la literatura argentina y universal. Jorge Luis Borges vino a este mundo en Buenos Aires en 1899, un letrado que se desempeñó como ensayista, cuentista y poeta.

Considerado por muchos como el precursor del realismo mágico en la literatura de Hispanoamérica, Borges es, por mucho, uno de los más ilustres hombres que ha dado Argentina al mundo, con libros tan icónicos como Ficciones (1944) El Aleph (1949), libros en los que se recopilan algunos de sus mejores cuentos, con temas tan fascinantes como sueños, espejos, mitología, el espacio-tiempo, el amor, la vida misma y la eternidad.

Su trabajo es tan fascinante, que el Hotel Asterion en la ciudad de Formosa, está llamado así en honor a uno de sus cuentos, en el que un minotauro habita en una casa tranquila y confortable, características que presume dicho hospedaje.

Jorge Luis Borges fue un escritor que podía expresarse prácticamente de cualquier aspecto de su vida. Su genio era tal, que incluso juegos como el truco y el ajedrez eran capaces de echar a volar su imaginación para escribir poemas inspirados en estas actividades lúdicas.

En su libro Jugar con Borges, Jaime Poniachik reveló que en 1981 platicó con el visionario escritor en su hogar en la avenida Maipú, de la zona metropolitana de Buenos Aires, donde confesó su gusto por actividades tan cotidianos como los juegos de mesa.

“A lo largo de mis 81 años yo he observado que nunca se dice ‘gané tanto al truco’, sino ‘le gané a Fulano al truco’”, recordaba Borges, siempre con una perspectiva tan profunda de la vida. “Es un juego personal en el que las sumas de dinero no importan. Lo mismo da que se gane poco o que no se gane nada, lo importante es el jugador mismo, su inteligencia, su viveza”.

Pero esto solo era sobre juegos de mesa. La obra de Borges es mucho más profunda. En El Aleph, encontramos 17 cuentos, muy destacados como El Inmortal, un relato contado en primera persona y que habla sobre la vida eterna; Los Teólogos, un cuento de una rivalidad entre clérigos y que aborda la identidad nacional; la Casa de Asterión, una mirada reflexiva del Minotauro del laberinto (de la mitología griega) y Deutsches Requiem, los últimos momentos de un militar nazi antes de ser fusilado, con una crítica hacia la civilización occidental.

UNA VIDA DEDICADA A LAS LETRAS

Nacido en casa de sus abuelos en Buenos Aires, Borges ya leía y escribía desde los cuatro años de edad, leyendo la biblioteca de su padre tanto en español como en inglés. Desde niño, le gustaba visitar los zoológicos, mostrando fascinación por los tigres, quienes formaron también parte de su obra, como sucede en títulos como El oro de los Tigres o Tigres Azules, este último un relato publicado en su libro La Memoria de Shakespeare (1983), en el que aborda la desesperación, el universo y la locura.

A sus 15 años, se muda a Europa, ante la necesidad de que su papá se atienda con un especialista por las cataratas. Esto le hace recorrer Milán, Verona, París, Venecia y Ginebra, donde cursan sus estudios de secundaria. La misma ciudad en la que eventualmente moriría el 14 de junio de 1986, ante complicaciones de salud por el cáncer hepático.

Su obra es un reflejo de su propia vida. En La Biblioteca de Babel, Borges reflejó sus temores y sentimientos, además de que mostró su gusto por la bibliotecología, al punto de que llegó a ser director de la Biblioteca Nacional, un cargo que le llegó tras la caída del peronismo y en un momento en el que iba perdiendo su vista.

Hotel Asterion Formosa.

Los espejos, objetos a los que les tenía una fobia, se convirtieron en otra inspiración para muchos de sus escritos. Este temor surgió a raíz de que su habitación de joven contaba con tres espejos, temiendo verse reflejado de forma infinita y “llegar a perder a su propio yo”, o que esos reflejos interactuaran de forma independiente.

BORGES Y ARGENTINA

Pese a que casi toda su educación la tuvo en el viejo continente, esto no evitó que Borges estuviera vinculado fuertemente con su patria, una nación de la que recibió muchísimos homenajes. No es para menos, pues su obra ha sido llevada a la pantalla grande y chica, además de que está disponible en más de 25 idiomas.

En 1928, publicó El idioma de los argentinos, un infravalorado ensayo en el que aborda la lingüística, el idioma español en Argentina y su constante evolución, un texto que ha quedado rezagado con el pasar de los años pero que conserva ese estilo de Borges tan temprano y fascinante.

Un año después, su Cuaderno San Martín, tercer libro de poemas, se llevó el segundo Premio Municipal de Poesía de Buenos Aires, mientras que para 1944, Ficciones lo hizo acreedor al Gran Premio de Honor por parte de la Sociedad Argentina de Escritores.

Para 1955, se vuelve un miembro de la Academia Argentina de Letras, mientras que un año después es nombrado catedrático en la Universidad de Buenos Aires, a la vez de que recibe un doctorado honoris causa de la Universidad de Cuyo, repitiendo la distinción en 1977 por las instituciones de Soborna y Tucumán.

Siete años después, en 1962, es condecorado con el Gran Premio del Fondo Nacional de las Artes en la capital, mientras que en 1973 es reconocido como ciudadano ilustre. En 1984, dos años de su lamentable deceso, fue reconocido por la Fundación Konex con el premio Konex a la figura más importante en las letras argentinas, consolidándose como el máximo referente de la literatura, pese a que jamás escribió una novela.

En 1999, 13 años después de su partida, el gobierno argentino emitió una serie de monedas conmemorativas al centenario de su natalicio. Incluso existen visitas gratuitas en puntos de la ciudad donde el escritor pasó su vida. Incluso una banca del zoológico de la capital es referida como la que Borges se sentaba para observar a los tigres, esos animales que tanto le fascinaban.

Borges inspira

A pesar de que han pasado 121 años de su nacimiento y 34 años de su partida, la huella de Borges en el mundo sigue intacta.

Escritores como Eduardo Sacheri han manifestado ser grandes seguidores de su obra, siendo Los dos reyes y los dos laberintos su cuento favorito.

Admirador de la faceta cuentista del legendario escritor, considera que este corto escrito, de apenas treinta líneas de extensión, es tan vasto que te habla sobre el desafío, la paciencia, la venganza, la guerra y la divinidad.

De todos los Borges al que más admiro es al que cuenta historias y, sobre todo, al que narra historias concisas, despojadas de todo lo que no sea su mínima esencia. Son escuetas pero el lector puede, si quiere, atiborrarlas de detalles nacidos de su propia imaginación sin malograr el conjunto.

“Caben esas adjetivaciones que el lector agradece por imprevistas y por atinadas. Y cabe la obsesión, tan de Borges, por la reciprocidad de los gestos y las acciones humanas, esa reciprocidad que nos convierte en espejos inquietantes que distorsionan, fatalmente, aquello que reciben y reflejan”, dijo Sacheri en entrevista con Infobae, durante un ejercicio a varios escritores obre los libros o historias favoritas de Jorge Luis Borges.

Mario Vargas Llosa, escritor peruano, comenzó su carrera admirando a Borges y recopiló artículos, conferencias, notas periodísticas y mucho material más en su libro Medio siglo con Borges, además de colocar dos entrevistas que le realizó: la primera en 1963 y una última en 1981.

El libro de Vargas Llosa comienza precisamente con su primera entrevista, cuando el peruano trabajaba para Radio Televisión Francesa y coincidió con el argentino en París, en medio de una gira europea.

“Creo que a la larga uno vive esencialmente todas las cosas y lo importante no son las experiencias, sino lo que uno hace con ellas”, le compartió Borges a Vargas Llosa, cuando este último le preguntó si no sentía alguna nostalgia por no haber hecho cosas al haberse dedicado a una vida puramente intelectual y entre letras. Siempre entregado a los libros y el conocimiento.

RECORDANDO A BORGES

La tecnología ha estado jugando un papel fundamental para honrar su memoria. Durante el mes de su natalicio, se ha popularizado el hashtag #BorgesChallenge, un reto viral para que los internautas compartan en sus redes sociales una publicación con un fragmento de algún cuento del escritor, alguna frase, poema o portada de libro, además de invitar a más personas a que se sumen a esta iniciativa.

A pesar de que han pasado 121 años de su nacimiento y 34 años de su partida, la huella de Borges en el mundo sigue intacta.

Escritores como Eduardo Sacheri han manifestado ser grandes seguidores de su obra, siendo Los dos reyes y los dos laberintos su cuento favorito.

Admirador de la faceta cuentista del legendario escritor, considera que este corto escrito, de apenas treinta líneas de extensión, es tan vasto que te habla sobre el desafío, la paciencia, la venganza, la guerra y la divinidad.

De todos los Borges al que más admiro es al que cuenta historias y, sobre todo, al que narra historias concisas, despojadas de todo lo que no sea su mínima esencia. Son escuetas pero el lector puede, si quiere, atiborrarlas de detalles nacidos de su propia imaginación sin malograr el conjunto.

“Caben esas adjetivaciones que el lector agradece por imprevistas y por atinadas. Y cabe la obsesión, tan de Borges, por la reciprocidad de los gestos y las acciones humanas, esa reciprocidad que nos convierte en espejos inquietantes que distorsionan, fatalmente, aquello que reciben y reflejan”, dijo Sacheri en entrevista con Infobae, durante un ejercicio a varios escritores obre los libros o historias favoritas de Jorge Luis Borges.

Mario Vargas Llosa, escritor peruano, comenzó su carrera admirando a Borges y recopiló artículos, conferencias, notas periodísticas y mucho material más en su libro Medio siglo con Borges, además de colocar dos entrevistas que le realizó: la primera en 1963 y una última en 1981.

El libro de Vargas Llosa comienza precisamente con su primera entrevista, cuando el peruano trabajaba para Radio Televisión Francesa y coincidió con el argentino en París, en medio de una gira europea.

“Creo que a la larga uno vive esencialmente todas las cosas y lo importante no son las experiencias, sino lo que uno hace con ellas”, le compartió Borges a Vargas Llosa, cuando este último le preguntó si no sentía alguna nostalgia por no haber hecho cosas al haberse dedicado a una vida puramente intelectual y entre letras. Siempre entregado a los libros y el conocimiento.

RECORDANDO A BORGES

La tecnología ha estado jugando un papel fundamental para honrar su memoria. Durante el mes de su natalicio, se ha popularizado el hashtag #BorgesChallenge, un reto viral para que los internautas compartan en sus redes sociales una publicación con un fragmento de algún cuento del escritor, alguna frase, poema o portada de libro, además de invitar a más personas a que se sumen a esta iniciativa.

Este reto, disponible tanto para Twitter, Facebook e incluso TikTok, es una prueba de que no importa cuántos años pasen, Borges seguirá en la memoria de los argentinos y su huella es imborrable.

 

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