Carboneros de Palo Santo, desesperados, piden trabajar sin persecuciones burocráticas

Unas 50 familias de pequeños carboneros, y decenas de carpinterías de ese lugar están siendo afectadas por la extraordinaria rigurosidad de los requisitos establecidos por el Gobierno provincial para transportar y comercializar sus productos, todos provenientes de la madera. Una gran mayoría apunta a la nueva conducción que la Dirección de Bosques puso en el pueblo.

 

Desde que la delegación palosanteña de la Dirección de Bosques cambió a su responsable, comenzó una ola de recriminaciones por la aplicación de una serie de requisitos que apuntaban al transporte y a la venta de productos derivados de la madera, una de las actividades más importantes para la economía del poblado y de la zona.

Mariela Arrúa se llama la nueva titular del área en Palo Santo, y muchos consideran que se trata de una funcionaria con muchos problemas para resolver las cuestiones básicas solicitadas por los carboneros y los carpinteros para desarrollar sus actividades.

Para elaborar el carbón recurren a unos 96 hornos, con los que producen alrededor de 200 toneladas mensuales, utilizando restos de madera de las muchas carpinterías que tiene el pueblo.

Empero, quienes más preocupados se muestran, son los pequeños carboneros, unas 50 familias que se dedican a la explotación del carbón, dentro de un ambiente muy humilde y precario, en las afueras del pueblo, muy cerca de una zona conocida como la barrera.

 

Ahora, con la llegada de la nueva conducción de Bosques, arrancó una campaña tendiente a que cada carbonero y cada carpintero se inscriban a la AFIP, y tributen mensualmente al organismo nacional y a la Dirección de Rentas de la provincia de Formosa. Pero, además, deben cumplir una serie de exigencias burocráticas sumamente engorrosas, completamente tediosas para y costosas para quienes se dedican a este tipo de emprendimientos.

Se trata de cientos de vecinos que encontraron en la elaboración del carbón, una salida económica, para sobrevivir ante una crisis que golpea con dureza a los sectores más vulnerables, y con menos capacidades.

En los últimos días, se hizo frecuente el secuestro de camiones transportando leña, madera y/o carbón, pese a la existencia de la guía pertinente autorizando el recorrido.

Muchos de estos trabajadores hablan de una persecución, mientras lamentan los terribles efectos de cada día de trabajo perdido, principalmente porque se resiente en los hogares, donde los chicos esperan hambrientos, el plato de comida al mediodía.

 

Salir de la versión móvil