Fibromialgia: cuando todo es dolor. El 90% de los casos se da en mujeres

La fibromialgia es un dolor músculo-esquelético generalizado que suele estar acompañado por fatiga. También causa problemas de sueño, memoria y estado de ánimo. Ahora se analiza cómo afecta no sólo a los adultos sino a los jóvenes, especialmente a las chicas (niñas y adolescentes).

Además del dolor que se puede sentir por tres meses o más, otros de los síntomas de la fibromialgia juvenil (FMJ) son: cefaleas, fatiga crónica, sensación de entumecimiento, ansiedad y alteraciones en el sueño. Los expertos sostienen que afecta a las chicas más que a los varones en una proporción de cuatro a uno.

Es una enfermedad crónica que no tiene una cura especifica y definitiva, aunque sí tratamientos para controlar los síntomas y mejorar la calidad de vida de los pacientes.

Aunque no se conocen las causas determinadas, los desórdenes de la vida de relación, laboral, el estrés, la tensión, y los cuadros depresivos, favorecen su desarrollo; estos factores constituyen el contexto que hace que una persona tenga mas chance de padecer fibromialgia.

Se trata de una patología de descarte, es decir que en general no se piensa de entrada en una fibromialgia, sino que para saber si se la padece, primero hay que descartar que no se trate de otra afección.

A pesar de la particularidad sistémica (en la totalidad del organismo), las personas que padecen fibromialgia suelen presentar dolor en unos puntos concretos del cuerpo, aspecto que ayuda al diagnóstico de la enfermedad. Estos puntos se conocen como tender points, puntos sensibles o simplemente, puntos de dolor.

También denominados «puntos gatillo», fueron establecidos en los años 90 por el Colegio Americano de Reumatología (ACR). Son 18 puntos de nuestro cuerpo en donde suele concentrarse el dolor severo y la sensibilidad, que permite agudizar el diagnóstico de la fibromialgia.

Puntos de dolor:

Están ubicados tanto en la parte anterior como posterior del cuerpo.

Parte anterior del cuerpo

– Puntos cervicales inferiores. En la cara anterior de los espacios invertebrales C5-C7.

– Segundas costillas. Donde se encuentra el nervio de las llamadas segundas articulaciones costocondrales.

– Codo de tenista. Epicóndilos laterales. Se trata del extremo del hueso (apófisis) del húmero, en la zona anterior de los codos.

– Parte anterior de las rodillas. En la almohadilla de grasa localizada en la zona media de la articulación de las rodillas.

Parte posterior del cuerpo

– Parte inferior del cráneo. Zona en la que se insertan los músculos suboccipitales.

– Hombro. En la zona de unión entre los hombros y el cuello.

– Omóplato. Zona en la que los músculos de la espalda conectan con los hombros, insertándose en la escápula u omóplato.

– Glúteos. Encima de cada nalga.

– Lumbar. Trocánter mayor. Parte superior de los muslos, donde acaban los músculos de la cadera.

La confirmación de once de estos dieciocho puntos suele ser un criterio aceptado para el diagnóstico de la enfermedad.

Otras entidades que pueden manifestarse a través de síntomas similares son: cuadro viral en fase aguda, cualquier enfermedad reumática, algunos medicamentos (por ejemplo los utilizados para el colesterol) o déficit de vitamina D.

El tratamiento de esta patología es multidisciplinario. Los medicamentos, la terapia conversacional y la disminución del estrés pueden controlar los síntomas, aunque la enfermedad puede durar años o toda la vida.

Una vez diagnosticada la enfermedad, se recomienda terapia psicológica, farmacológica y actividad física de relajación.

 Además de la medicación básica para combatir el dolor como analgésicos o relajantes musculares, se suele indicar antidepresivos, no porque la persona esté deprimida, sino porque se busca el efecto analgésico de ese fármaco.

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