Las expectativas de los candidatos del PJ y los efectos del congreso

En los bunker de los candidatos del oficialismo se realizan las proyecciones electores más optimistas que las reales. Pero el domingo 16 de junio, a medianoche, se verán más caraslargas que sonrisas. Todos tienen altas expectativas.

A saber: El PJ de la capital pone todas las fichas al trío de candidatos a intendentes: Jofré, Ramiro y Arrúa para que potencien el lema peronistas. Si bien es cierto que entre ellos «hay poca onda» y «se mandan mensajes sutiles en los discursos», cuando se apagan los micrófonos despotrican. La «idea» del gobernador es «hacerlos pelear» para sumar votos; sacar de escena a Olivera, ignorarlo y «que gane el mejor».

El peronismo, aún dividido sabe que necesariamente debe mejorar el resultado electoral del 2017 cuando el radicalismo le arrebató 3 de los 6 concejales. Si el resultado es similar, el PJ perderá la mayoría porque renueva 4 bancas y Gaby Neme «se cruzó de bando». Así las cosas, la oposición quedaría con 7 de los 12 concejales «de ese modo se quedarían con la presidencia del Concejo Deliberante, que maneja el 20% de la coparticipación de la ciudad».

 

LA ESTRATEGIA DEL GILDISMO

Para contrarrestar pone todas las fichas en el sublema del Frente de la Victoria, el «oficial» de Casa de Gobierno: el tandem Cacho García-Yanina Estigarribia-Pitty Torres se encolumnan detrás de la figura de Ramiro Fernández Patri, se ordenó a los ministerios a no confeccionar listas de candidatos, pero sí a armar «listas espejo». El objetivo de máxima es «ganar las elecciones de intendente, que el oficialismo meta 4 concejales y que Cacho sea el sublema más votado y recuperar la presidencia del HCD que perdió años atrás de manos de Darío Di Martino cuando Jofré arrasó en las elecciones del 2015».

El objetivo menos alentador: conseguir dos bancas y que el partido no pierda el manejo del Concejo, «aunque lo administre el actual presidente».

LA IDEA DE JOFRÉ

El jefe comunal sabe que, si pierde las elecciones el 16J, al otro día comienza la cuenta regresiva de su carrera política. El 11 de diciembre Jofré tendrá con que vivir dignamente, pero sus colaboradores -que dejaron de cenar lo que sobró del mediodía y ahora piden delivery y tienen varias cuotas del auto por cancelar- se jugarán todo, absolutamente todo!!!.

La dupla Jofré – Di Martino vuelve a mostrarse a la sociedad.

Esa entrega a los 30 días venideros de campaña serán a pura tensión y luchar por ganar un espacio para un pasacalle o sostener a un dirigente. «Los muchachos están jugados» contó un funcionario de tercera línea.

A JJ le «recortaron» muchas patas. Ya no tiene los ministerios de la Comunidad y Planificación que lo respalden, tampoco Legislatura porque Adrián Floro se fue. En el IPV ya no le responde llamados como en el 2015, Hugo Arrúa (con el IPS) armó rancho aparte. Para colmo, la ignota concejal Viviana Martinez (hija del titular de la CGT) tiene visitas cada vez más seguidas a Casa de Gobierno y Gabriela Neme hace mucho no pertenece al grupo de Valores Ciudadanos que la sentó en una banca. Todo cambió.

El ingeniero, que a la hora de jugar fuerte en política no mide gastos, tiene el respaldo de su gestión para exhibir y el «ejército» de empleados, funcionarios y máquinas municipales para enfrentar la marea gildista que lo quiere desbancar.

Son varios que miran «a la elección del día del padre, como la elección madre para el futuro de la sucesión de Gildo». Es esta la antesala del 2023. El congreso del PJ del pasado domingo es un hito que se recordará por mucho tiempo. Los «gildistas de paladar negro» van por todo. Además de la gobernación, la vicegobernación, también quieren la intendencia o la presidencia del Concejo.

Jofré, en caso de ganar el 16J será obligadamente (empujado por intendentes díscolos en silencio), la proa del posgildismo. El malestar por los primeros pasos del «nuevo gildismo» con sede en Laguna Blanca tiene adversarios que peinan canas. Los jóvenes sub 40 avanzan a pasos agigantados. «Pero quedó una generación intermedia que ve pasar el tren. Nos dejaron coleros, nunca nos llegó la oportunidad. Pasamos de estar en la JP a jubilarnos esperando nuestro turno» se quejan.

 

 

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