Mucho se dijo con la segunda visita presidencial a Formosa. Pero a la hora de los hechos, muchas especulaciones cayeron. Por ejemplo, en algunos ligados al oficialismo provincial se anunciaba “un escrache” con pancartas y “el cantito” popularizado en las canchas de fútbol. Nada de eso ocurrió; también es cierto que Mauricio Macri se movilizó en la mayor parte de su recorrido en un helicóptero presidencial.
Otro “momento caliente” esperado eran los discursos del gobernador y el presidente. Gildo sabía que era “invitado” al acto y, consecuentemente, sería el titular del Ejecutivo nacional quien cerraría el acto con sus palabras.
Todo lo que el hombre de Laguna Blanca haya dicho en actos públicos desde su atril, pasaron al archivo. Al menos la efusividad que impone Insfrán cuando “tiene tribuna a favor”. Gildo no es tonto, sabía que jugaba de “visitante” y supo guardar el decoroso que las circunstancias ameritaban.
Quizás fue lo más importante y un hito político trascendente: A pesar de ser de diferentes sectores políticos hubo respeto, se dijeron las cosas en la cara, en público y sin agresiones. Claro que no faltaron las “chicanas” para entendidos.
Ojalá que este encuentro hay servido para que quien “lleve agua para su molino” sea el formoseño. Que la competencia entre amarillos y azules favorezca al hombre común, hoy preocupado por las tarifas de energía eléctrica. Gildo planteó el tema e invitó a buscar soluciones. Mauricio aceptó el convite y propuso un “diálogo inteligente”. Antes, el ex presidente de Boca, mandó un mensaje deportivo: habló del partido Boca-River, aunque el contexto político donde lo dijo fue claro: cuando se pierde (en el fútbol o en elecciones) hay que aceptar la derrota.
POR LOS BARRIOS
Las clásicas visitas de vecinos que le envían cartas o mail al Presidente derivaron en un par de charlas en viviendas de emprendedoras formoseñas que viven cerca del club Aguará, hasta donde Macri arribó en helicóptero. El presidente PRO “volvió a marcar la diferencia, al mostrarse cerca de la gente y sin protocolos” dijo a pecho hinchado un dirigente macrista de la capital quien además hizo comparaciones con políticos del oficialismo formoseño.
A LAS CARCAJADAS
Las fotos del gobernador y el presidente ultra relajados y a las carcajadas, logradas cuando se dirigían al acto de la planta de tratamiento de agua potable, hizo morder la lengua a más de un gildista al ver a su jefe muy distendido con “el enemigo”. O se achicó la grieta, o solo se trata de “un show para la gilada”.
Pero se merece título “con letras de moldes” es que parece que “volvió la normalidad” entre los elegidos por el pueblo. Se impuso la institucionalidad, más allá de la politiquería.
