Cerca de la medianoche, tres delegados de la comunidad aborígen e igual cantidad de los criollos, se reunieron en una cancha de fútbol y acordaron que no habría más actos violentos. De igual modo, muchas familias abandonan con sus hijos pequeños el conflictivo barrio Villa Hermosa. Otros decidieron armar un sistema de electrificación de sus portones y rejas ante la ola de inseguridad que ronda en la ciudad de Ingeniero Juárez.
LA DROGA SE APODERÓ DEL PUEBLO
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