Cambiaron los colores, las influencias, las protecciones y ahora Gildo comparte el poder

Desde el 25 de mayo del 2003, hasta el 10 de diciembre del año pasado, la pirámide de poder político y económico estaba teñido de un solo color: el azul peronista-kirchnerista. Por lo tanto, en Formosa, al iniciar el trámite de un DNI, la licitación de una ruta o gestionar un subsidio para una cooperativa «siempre» te ibas a encontrar con «un compañero». La presidencia, la gobernación y la intendencia eran peronistas. Había muy poco para discutir.

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Bajo «el paraguas» del poder del kirchnerismo, Gildo y De Vido fueron jefes sin competencia durante 12 años.

Néstor, Cristina, Gildo y De Vido, todo era del mismo color. Tenían el poder absoluto. Bajo ese «paraguas» de poder, crecían las influencias, manejo de millones y millones de pesos de presupuesto y muchos medios propios o afines.

Los organismos de control de gastos y obras pertenecieron durante más de una década al mismo partido. Quizás por ello, por ejemplo, «muchas vistas gordas» se convirtieron en rutas deterioradas a poco de ser inauguradas. 

Con aciertos y errores llevaron adelante «juntos» 12 años y medio de acción ejecutiva. A la oposición solo le quedaba la retórica, la queja permanente, el 25% de los votos y las «caras largas» en cada noche de final de escrutinio.

…DE REPENTE

Pero tras la primer sorpresa electoral de las elecciones generales de octubre del año pasado y «el remache» de la derrota de Daniel Scioli, dejaron al peronismo (con el paso del tiempo se olvidan que fueron kirchneristas y dejaron de mencionar a Cristina en los actos) quedó huérfano del poder total. Las agendas telefónicas quedaron desactualizadas y «los archivos» de «don Google» le traen dolor de cabeza a más de uno.

TODO MEZCLADO. El poder nacional es «amarillo Macri», el provincial «azul techo» de Gildo. Allá arriba, se mezclan algunos «rojo correlí». También se observan algunos «colores tenues» que buscan diferenciarse de todos.

De un tiempo a esta parte, la Casa Rosada es «amarilla» con «algunos detalles en rojo», la casa de Gobierno sigue siendo «azul techo» (de obra pública), mientras que la vieja estación de trenes, donde tiene su despacho el intendente Jofré, tiene un juego de colores led que cambia permanentemente. Parece no decidirse, quizás para no parecerse a sus antecesores que ahora «refugiados» en Refsa y/o algunos pisos de Belgrano al 800 aún siguen masticando la derrota y prometer volver.

GILDO

Aunque se ocupa personalmente de asegurar que no está nervioso, el panorama político presente y futuro para el gobernador Insfrán lo agarra en contramano. Aún conservando un importantísimo caudal electoral, el año que viene las elecciones son legislativas y «Gildo no será candidato»; situación que se traduce en a la hora de contar los votos: «si Gildo no es candidato, bajamos varios puntos y los radicales ganan una banca en Diputados. Te acordás en el 2009? (Ricardo) Buryaile nos arrebató un escaño en Diputados» analiza un cercano colaborador de los «ingenieros electorales» del gildismo.

Senador Mayans (PJ Formosa). igual que Naidenoff, quieren continuar sentados en una banca de la Cámara Alta.

Y tiene razón. Con Cristina y Gildo candidatos en el 2011, el PJ formoseño se alzó con 12 de las 15 bancas para la Legislatura. Sin embargo, en el 2013, la «repartija» fue 10/5. El año pasado el gildismo se alzó con 11 bancas provinciales, aún con el veterinario de Laguna Blanca candidato. El año que viene, el peronismo pone en juego 10 bancas y la UCR 5. La particularidad: Gildo no figuraría en las boletas electorales, el presidente es de otro color partidario y, los cargos de senadores nacionales (finalizan mandato Mayans, Naidenoff y De La Rosa) serán con boleta electrónica. Un panorama atípico para los la clase política formoseña.

HAY OFICIALISTAS NUEVOS

Los «nuevos» oficialistas nacionales llegaron hasta María Cristina 1, donde visitaron una escuela rancho.

Entusiasmados hasta las médulas, los «correlí» y «los chicos PRO» recorren las rutas formoseñas. Llegaron hasta el extremo oeste, allí donde los votos radicales son una rareza. En medio de los remolinos de viento y calores extenuantes «llevan cosas» a los nativos. «Los espejitos de colores y promesas de una semana previa a las elecciones quedaron atrás; ahora vamos a fizcalizar en serio y pelear voto a voto en toda la provincia» dice Osvaldo Zárate que aún trae la adrenalida de la gira.  Gildo sabe de estas movidas que comenzaron meses atrás con el programa «Argentina Con Vos».

LOS DUEÑOS DE LOS VOTOS

Por eso, hoy más que nunca, los «dueños de los votos» son estrellas para los unos y los otros. En Formosa son pocos. Voto propio tiene Gildo; otro tanto el «florismo» (voto de perfil bajo, en el sector universitario y también en el C5), Manuel Celauro (fue electo desde boletas peronistas o radicales); «a su manera» Mario Brígnole en El Colorado, «y ahora se suma (Jorge) Jofré, quien captó un electorado «distinto, fuera de la pecera del gildismo».

Todo tiene que ver con todo. Ni radicales ni peronistas pierden la mirada en las elecciones del año que viene: serán claves, son la antesala de las generales cuando finalice el sexto mandato como gobernador de Insfrán.

Al tandem, se suma el villaescolarense Miguel Insfrán: tiene los mismos votos bajo el lema radical o peronista. Los demás, «se pegan al gobernador» y logran votos «sábana». Juan Domingo Zaragoza y Atilio Basualdo, tendrán que validar sus votos el año que viene.

LOS «RADI-PRO»

Los funcionarios radicales llegan con atenciones y servicios hasta el «la cuna» de los votos cautivos peronistas en el oeste.

Demsotraron «tener voto propio»: Ricardo Buryaile, el concejal Fabián Olivera y Abraham Skierker en Clorinda. Mientras que «la Red Solidaria» siempre muestra su poderío «como organización, más allá de los candidatos».

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