OPINIÓN / Muchas veces se construyen valores sobre una persona pública, artistas, políticos, deportistas; se lo ridiculiza y se juega con los valores más bajos de los seres humanos. Ahí es cuando la repetición constante logra su cometido en las técnicas de comunicación y creemos verdaderamente que lo que me dice el medio, es la verdad absoluta.
Algunos especialistas creen que lo que se trata de imponer en cada artículo periodístico cuando se habla de algún personaje por ejemplo de la política, es la de crear la existencia de un enemigo, provocando en el lector la ruptura de los lazos sociales. Se alimenta la intolerancia desde el amarillismo comunicacional.
«Cuando no se puede controlar a la gente por la fuerza, uno tiene que controlar lo que la gente piensa, y el medio típico para hacerlo es mediante la propaganda” Noam Chomsky.
El uso del lenguaje con palabras directas o indirectas que se dan en las redes sociales, o hasta en programas radiales o notas periodísticas, como ser “narcotraficante”, “estafador”, para citar algunas, no pueden ser tomadas como sustento de una publicación sin por lo menos contar con pruebas reales, entonces al leer o escuchar esto ya estamos poniendo calificativos a personas o instituciones, generando, “inconscientemente”, un malestar a quien lee, escucha o mira por TV ese informe.
Los medios de comunicación desempeñan un papel muy importante en la conformación de mensajes al momento de transmitirlos, pero a veces el mal uso de la comunicación y del lenguaje lleva a generar desaciertos. El medio debería educar, informar y generar en el receptor, conciencia, y no violencia.
Por otra parte, las redes sociales son actualmente un arma de doble filo ¿Por qué? Porque, así como lo utilizamos para buscar información de personas, de lugares, también se le da un mal uso que, hasta podría ser violento, con expresiones de mal gusto; se basa seguramente por el anonimato, en no verle la cara al otro.
Aquí podemos ver comentarios de discriminación por condiciones sexuales, violencia de género y calificativos despectivos por orientación o idea política, es común ver esto aún más en estos últimos años donde el debate en redes ha tomado un gran protagonismo.
Algunos psicólogos creen que el anonimato en las redes sociales, “despierta instintos” en donde se dicen cosas que seguramente cara a cara no se lo dirían”, quizás decirse cosas de frente como las que se leen en debates “podrían terminar en situaciones violentas”, sostienen. Estas expresiones no ayudan para nada.
El uso de la violencia, creen los especialistas “que responde a la formación de cada uno, incluso en la formación de la escuela, como nos enseñaron la historia, como consideramos quien es bueno y malo, quien es sucio y limpio”·
El ejemplo que habitualmente se cita es el de Colón “que vino a descubrirnos y era bueno, rubio, europeo, sabio, y nosotros; morochos, sucios, malos, y hasta que nos comíamos entre nosotros, entonces eso produce una identificación con el otro, y no somos Colón, somos lo que Colón vino y nos afano, nos mató, nos impuso la religión a la fuerza, pero en la escuela nos enseñaron que el vino a descubrirnos y nos salvó, entonces, podemos encontrar gran parte de respuestas en cómo nos educamos».
Otro análisis que se pude hacer es el de cómo todo el tiempo los medios juegan con nosotros, en donde mediante la repetición constante hace que nosotros creamos que eso que vemos o escuchamos es la verdad.
Mucho tiene que ver la publicidad. Una herramienta y una estrategia que es muy utilizada para posicionar o mostrar algo. En las películas de Hollywood, por ejemplo, siempre muestran donde al final de cada película se ve a la bandera yanqui flamear porque ellos salvaron al mundo, y entonces uno inconscientemente cree que los mejores del mundo son «los yanquis».
Hay expresiones de todo tipo, de amor, culturales y políticas entre otras, pero no podemos decir lo que se nos antoje sin medir las consecuencias de mis dichos.