«Viejo y dolobu» la autocrítica de vida del «compañero» Jorge Santander

Jorge Santander
Jorge Santander, el hombre que le pone voz y pasión a los actos del PJ.

El asesor del Poder Ejecutivo Jorge Santander, que ganó notoriedad mediática luego de sus polémicas expresiones contra el jugador de Boca Juniors Carlos Tévez, describió en su cuenta de Facebook (y retiró horas más tarde) una autocrítica de su actual realidad política y personal.

Sin dudas que es de recomendable lectura y con seguridad representa la actualidad de «muchos compañeros» del gildismo que con el paso de los años pretenden -con sobradas razones- una «reparación histórica» a su trabajo de muchos años donde «la vieron pasar».

El texto, completo…

«Viejo y dolobu» 
Muy cerca de los 60 años en mi edad humana, enfermo, cansado, usado, amado, odiado, y como siempre, con muy poco en el bolsillo; empiezo a repensar algunos complementos de mi vida. Y entre los tantos cuestionamientos que puedo plantearme, se me presentan los ejemplos que me lego mi viejo, y que tal como lo vivió, con pasión y valentía, murió sin tener el mango para pagar el cajón. Pero fue un fenómeno de honradez, bonhomía, ejemplo de amistad y lealtad a sus creencias e ideologías.

El día que estuvo en el féretro fueron algunos elegidos de la vida, en sus autos perfumados, a alabar su gran patriotismo, su lucha de décadas por la libertad y la felicidad de su pueblo… se tomaron un café y se fueron.

«Trataré con los medios que tengo generar una actividad privada y me quiero retirar de la dependencia del Estado. Seguiré siendo un zonzo, un bohemio, en síntesis un boludo… Encima, ahora estoy viejo…»

Y esa salida de escena de los hipócritas me produjo una gran paz, porque no soportaba tanta ficción y lo prefería nuestro, de sus amores en ese momento físico final.
Al igual que Él, no tengo ningún título académico, no transité los pasillos sagrados de las altas casas de estudio del país y menos del mundo, soy un “arandú caá ty”, empírico dicen los que saben.

Tengo la certeza de no haber cagado a nadie, he tendido mi mano cuando estuve cerca de alguien caído, he compartido el mango que conseguía changando cuando era desocupado. He amado y amo a mis hijos y los eduque como creí que debía ser a mi modo y usanza.

Lastimosamente les estoy heredando lo mismo que me dejó mi viejo: solamente esperanzas…Gracias a Dios tengo conmigo la otra mitad de mí ser que me aguantó y me aguanta aun hoy en mi inutilidad, mi querida morena Alicia.

Santander también es voz oficial de actos partidarios. Su última aparición fue en el encuentro de dirigentes del PJ en el estadio Cincuentenario.

Tengo mis certezas; las que se deducen, porque no tengo capacidad de análisis, soy peronista. No sé si de Perón, pero sigo tratando de entenderlo, de encaminarme hacia dónde camina la historia del pueblo.

No hago mucho en la política, tampoco es fácil; no tengo banca y la calle demanda. De última tampoco soy muy requerido por nadie.

A veces escribo pensamientos que suenan lindo y que son más bien deseos que realidades, y a veces quiero creer que soy capaz de defender una posición y termino en la picota de opositores, compañeros, cuasi amigos y parientes; amenazado y condenado. Lo peor es que arrastré a toda mi familia en la caída.

He caminado con mis certezas, y a veces lo he hecho persiguiendo, como el burro, alguna zanahoria. Pero como soy lerdo nunca agarré la tortuga, siempre se me escaparon y al igual, las zanahorias lo comieron otros más capaces; elegidos.

Estoy cansado. Me falta una intervención quirúrgica para ver un poco más. Recuperar algo de mi vista. Y allí veré que hacer. No quiero convertirme en carga. Ni para mi familia y menos para el Estado o los compañeros. Ya me lo han hecho notar y me dolería volver a escucharlo. La realidad es que mi diabetes va ganando la batalla y eso debo enfrentarlo antes de convertirme en un pusilánime, o peor, en un invalido parásito.
Trataré con los medios que tengo generar una actividad privada y me quiero retirar de la dependencia del Estado. Seguiré siendo un zonzo, un bohemio, en síntesis un boludo… Encima, ahora estoy viejo…

 

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